Cazando frases
Está Antonio Muñoz Molina quitándose del vicio de cazar conversaciones ajenas en los cafés, el transporte público, las colas cotidianas... Nada encuentra más fascinante que atrapar al vuelo esos fragmentos de vida, diálogos descontextualizados que recorren todos los géneros, del drama a la comedia, pasando por los aforismos, la épica, la autoayuda, la narrativa romántica o el realismo social. El hombre los ha recogido durante meses en su bloc de notas y la grabadora de su teléfono, y al final han constituido una parte esencial de su nuevo y nutritivo libro. Recuerdo vagamente algún periódico en que incluso existía una sección fija –“oído en la calle”– donde sus redactores consignaban el pulso verbal de la ciudad frase a frase. Tras tomarme un té con el escritor, salgo, convencido, para emularle en las ruidosas calles del Eixample.
“No te cases, hazme caso. Yo estuve casado y todo va bien hasta que les llevas la contraria. Si haces lo que ellas dicen, ningún problema. Para pillarme a mí, anda que no, ahora tendría que ser una muy rica, una gran fortuna”.
“Esta mañana, en el banco había una cola de abuelos y ¿quieres creer que ha salido el señor de la ventanilla y les ha dicho que vayan al cajero a sacar o a ingresar dinero? ¡Los pobres no sabían hacerlo, querían que el señor les diera los billetes en mano, protestaban, gritaban y él se negaba, los enviaba a la calle! He salido y le he dicho, muy serio: ‘Mire, perdone, pero esta gente son sus clientes, tienen su dinero guardado aquí y usted está en la obligación de atenderlos. Si prefieren hacer cola, están en su derecho. ¿Sabe qué? Usted vaya enviando a todo el mundo al cajero y, un día, será el banco quien le envíe a usted a la calle, despedido, hala, porque todo lo harán las máquinas. Entonces será usted quien gritará, pero a nosotros nos dará igual. Ja ja ja, el tío se ha vuelto a su mostrador”.
“Sí, ya sé que me queda bien esta melena, me queda tan bien que tengo que quitarme las tías de encima, y mi mujer se ha enfadado. Me ha dicho: ‘Le dices a Vicky que te corte toda la melena, bien cortita, ¿eh?’. Quítamela, más vale que le haga caso”.
“Soy indio, del Punyab, tierra de valientes, y cristiano, somos muchos, pero hace cuatro años que el Gobierno hindú no nos deja vivir, queman iglesias, desnudan a clérigos en la calle, queremos vivir y dejar vivir, pero ojo, si se meten con nosotros, somos tíos fuertes”.
“Llevaba más de dos años sin hacerme los análisis, me daba miedo, a ver qué me van a encontrar, pero el otro día me desmayé en casa y por eso he venido, apechugaré con lo que encuentren”.