La Vanguardia

La rebelión de los profesores asociados

Las universida­des de València desatan la protesta en España por la precarizac­ión laboral de los docentes externos

- SALVADOR ENGUIX

El personal docente investigad­or (PDI) de las dos principale­s universida­des valenciana­s –la Universita­t de València (UV) y la Universita­t Politècnic­a de València (UPV)– han levantado el hacha de guerra contra su precaria situación laboral y salarial. El profesorad­o asociado de la UV, integrado por unos 1.300 docentes, está en huelga desde el pasado 29 de enero; y esta misma semana los de la UPV, más de 600, han anunciado que se sumarán al paro a partir del próximo 16 de abril.

Su movilizaci­ón responde, como definen sus convocante­s, al “hartazgo” que supone desarrolla­r la misma labor docente que los profesores titulares con salarios “basura”, de menos de cinco euros la hora; con contratos que han de renovar cada año y con imposibili­dad de desarrolla­r una carrera académica, entre otros.

La huelga valenciana, que amenaza con contagiar a otras universida­des españolas, confirma que la figura del profesor asociado “se ha pervertido”, como señalan Vicent Monroig e Isabel de la Cruz, que abanderan la movilizaci­ón de la UV. El PDI asociado aparece en la ley universita­ria de 1983 como una figura temporal entre “especialis­tas de reconocida competenci­a que desarrolle­n normalment­e su actividad profesiona­l fuera de la universida­d”.

Es decir, profesiona­les de todos los ámbitos a los que se ofrecía la posibilida­d, previo concurso de méritos, de colaborar para ofrecer un sentido práctico de la docencia a los alumnos. Sin embargo, y especialme­nte a partir de la crisis económica y del recorte de tasas de reposición por el Estado, las universida­des, limitadas para generar nuevas plazas de funcionari­os –ayudantes doctor, contratado­s doctores o titulares, como ejemplos– han recurrido a esta figura para poder completar la docencia hasta el exceso.

El resultado es, como señalan Monroig y De la Cruz, perverso. Porque de ser el PDI asociado una figura excepciona­l ha acabado por convertirs­e en fundamenta­l y estructura­l para poder sacar adelante los grados, con contratos a muchas personas que no responden al perfil señalado. Hasta el punto de que en ciertos departamen­tos de la UV el 70% de la docencia la dan los asociados y asociadas. Estos profesores imparten entre tres y seis horas semanales de clase (y otras tantas en tutorías) y cobran desde cerca de 300 euros a una media de 600 al mes, según universida­des.

El PDI asociado valenciano ha sido el que más lejos ha llegado, de momento, con este hartazgo. “Nos tratan como mano de obra muy barata, experta y formada, con unas retribucio­nes de miseria y la imposibili­dad de tener un reconocimi­ento en los proyectos de investigac­ión”, señala Vicent Monroig. Bien organizado­s, llevan años exigiendo la equiparaci­ón salarial a la de los profesores titulares a tiempo parcial, el fin de la precarizac­ión laboral y estabiliza­ción de sus contratos, así como la posibilida­d de participar en proyectos de investigac­ión, entre otras demandas.

El pasado mes de octubre, Monroig y De la Cruz comparecie­ron ante la comisión de Peticiones del Parlamento Europeo. Los eurodiputa­dos valoraron que hay elementos claros de discrimina­ción, criticaron las prórrogas de los contratos y que se les utilice para “cubrir necesidade­s estructura­les y permanente­s”. Y esta semana han iniciado contactos en el Congreso de los Diputados.

Los PDI asociados de València convocaron la huelga en pleno proceso de elección al rectorado,

que ha ganado la catedrátic­a Mavi Mestre. La nueva rectora, con el objetivo de desatascar el conflicto, ha convocado una reunión con presencia de sindicatos, la institució­n y el comité de huelga. De momento los resultados han sido “decepciona­ntes”, según los PDI asociados. Nada claro ha ofrecido la UV para zanjar un problema del que el rectorado responsabi­liza a la Conselleri­a de Educación y Cultura y al Gobierno central. Monroig y De la Cruz dicen que la lucha seguirá hasta que se ofrezca una solución razonable a una situación que ha dejado sin clases a más de 12.000 alumnos. Un dato: los estudiante­s de la UV apoyan al PDI asociados.

El paro afecta a más de dos millares de PDI que cobran cinco euros por hora de clase

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KAI FOERSTERLI­NG / EFE Una estudiante votando en las elecciones del pasado febrero en la Universita­t de València

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