Una yogui llamada Verónica Blume
La modelo se vuelca en la meditación en un centro propio
Se ha convertido en una yogui girl. Verónica Blume, que se hizo famosa cuando apenas tenía 15 años y llegó a ser una de las topmodels más internacionales, ha encontrado la felicidad en el yoga y la meditación. “El yoga escucha tu cuerpo”, susurra. A sus 40 años, y alejada hace tiempo de las pasarelas, confiesa que practica yoga a diario y que eso le ha cambiado la vida.
Hace dos años y medio volcó todo su conocimiento en un centro al que ha llamado The Garage, situado en el Poble Sec de Barcelona. “Después de mi hijo, The Garage es lo mejor que tengo”, confiesa. Allí imparten talleres de meditación y clases de yoga. Ahora se ha lanzado a explicar las bondades de las flores de Bach. “Conozco las flores desde hace muchos años; cuando era adolescente, mis padres me llevaban a una naturópata francesa para equilibrar mi nivel emocional. Tenía las hormonas alteradas”, bromea. Anima a conocerlas: “Sirven para equilibrar emociones, ayudan en momentos de estrés o procesos difíciles como los miedos o las inseguridades”.
Empezó a practicar yoga embarazada de su hijo, Liam, hace 15 años. Y eso cambió su vida. Hace 13 años se sacó el título de profesora de yoga, y aunque hubo gente que la animaba entonces a montar su propio local, ella creyó que aún le quedaba mucho por aprender. Fue hace dos años y medio cuando se animó a abrir su centro. “Cuando tuve a mi hijo quise ser una madre muy presente y lo fui; con el centro de yoga ocurrió lo mismo, lo abrí para estar muy presente”.
Verónica confiesa que lo que le aportan el yoga y la meditación es “infinito”. “Me llevo mejor conmigo misma y el resto del mundo”, resume. “He hecho las paces con mi cuerpo. La gente se piensa que por ser modelos no tenemos problemas, y no es así; mi cuerpo era mi herramienta de trabajo, me sentía muy expuesta y tenía una relación insana. Antes comía para no engordar, ahora como para sentirme bien”. Está agradecida de poder dedicarse a compartir aquello que cambió su vida.
“El yoga ha conseguido que me lleve mejor conmigo misma y con el resto del mundo”, confiesa