Händel triunfal
Ariodante, ópera en versión de concierto
Intérpretes: Kate Lindsey, Chein Reiss, Christophe Dumaux, Rainer Trost, Hila Fahima, Anthony Gregory. Dir. Mus: William Christie.
Lugar y fecha: Liceu, 14/III/2018 Que Ariodante (1735, Covent Garden, Londres), obra maestra de Händel, haya tardado casi tres siglos en representarse en el Liceu (se pudo ver por primera vez en el 2006) pone en perspectiva la vigencia y los cambios del repertorio. Una única función en versión de concierto ha vuelto a traer esta maravilla barroca. Ha sido con el debut en el escenario del gran maestro William Christie, con sus huestes Les Arts Florissants, formación superlativa que demostró su calidad en las casi tres horas, por cierto con casi 20 minutos de corte sobre la partitura original. La batuta de Christie sentó cátedra en esta extensa partitura que contiene momentos de la mejor inspiración del compositor del Mesías. El hecho de representarse en concierto dejó el protagonismo a un equipo vocal consistente, pero quien brilló fue la agrupación barroca de instrumentos originales Les Arts Florissants. Bajo la elegante batuta de Christie, siempre teatral, dominador de silencios e impulsor de un ritmo irresistible, la agrupación construyó el arquitectónico sonido de esta espléndida partitura con un sonido pleno. Cuerdas flexibles, cálidas y expresivas, violines y violas aéreos, chelos mórbidos, unos oboes y fagotes fantásticos así como el sonido elegiaco de las flautas, por no hablar del excelso acompañamiento como bajo continuo del chelo, contrabajo, la tiorba de Arash Noori y del clave de Benoît Hartoin.
Fueron el mejor abrigo musical para el triunfo vocal de un elenco donde destacaron el Ariodante de Kate Lindsey y el Polinesso de Christoph Dumaux. Debutó con éxito en Barcelona la mezzo Lindsey, con un rol que se encuentra entre los más complejos y exigentes del repertorio barroco. De sus cinco arias, tres se llevaron las ovaciones más entusiastas: la extrovertida Con ali di constanza, el catártico lamento, Scherza infida y la virtuosística Dopo notte.La mezzo demostró musicalidad y técnica a raudales, con un instrumento esmaltado, hermosos ribetes en las coloraturas y una expresión de gran hondura dramática. Puntuales faltas de proyección las equilibró con un canto comunicativo y seductor. A su lado, el malvado Polinesso del contratenor Dumaux enamoró con una teatralidad vocal incisiva merced un canto lleno de colores, a pesar de un registro algo desigual, salvado con gran efectividad dramática como en su chispeante Dover, giustizia. Algo por debajo a nivel expresivo la Ginevra de la impoluta soprano Chen Reiss. Schwinghammer mostró la tersura de su voz grave, y el efectivo tenor Rainer Trost fue un sensible Lurcanio. Una noche händeliana para un Liceu que necesita alimentarse de más repertorio barroco.