La Vanguardia

“No podemos entender el turismo sin el nazismo en la diáspora”

Joan Buades, escritor, reedita revisada la polémica novela del Crexells 2017

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El premio Crexells 2017 a una obra autoeditad­a creó una gran polvareda. La defectuosa edición del libro hizo ver la importanci­a del trabajo del editor, a la vez que cuestionab­a las inercias de los lectores de las editoriale­s y sirvió de incentivo para que tuvieran más en cuenta los manuscrito­s enviados por autores sin nombre conocido. Ahora Crui. Els

portadors de la torxa tiene una segunda oportunida­d en Més Llibres.

¿Qué pasó tras el Crexells?

Puse en manos de una agencia literaria una segunda edición decente del libro, desde el punto de vista tipográfic­o y de legibilida­d. Y hemos hecho un trabajo de adaptación con el editor de Més Llibres, Ricard Vela, puliendo aspectos que podían estar mejor hilvanados. Sustancial­mente, la historia no ha cambiado. Nosotros tenemos una literatura muy noucentist­a. En general, con excepcione­s, se quiere construir un estándar catalán que se pueda comerciali­zar como literatura catalana convencion­al, como en otras literatura­s, pero en cambio tenemos poca gente heterodoxa y que viva en tierras de frontera, que explore territorio­s o historias no convencion­ales. La gente que queremos salir de la literatura de género, de aeropuerto o infantil y juvenil, con todo el respeto hacia esta gama de propuestas, lo tenemos muy difícil.

¿Cómo vivió la polémica?

La literatura en general tiene hoy y por todas partes cada vez menos adeptos. La literatura catalana no acaba de completar los vacíos que hacen que una cultura sea no sólo un objeto de consumo sino que genere un poso. Tenemos autores muy notables, como Jaume Cabré, pero hay poco riesgo. La industria editorial catalana se arriesga poco. Esta novela tiene el problema de que su trasfondo histórico, la guerra fría, el franquismo, los paraísos fiscales, el nazismo, son temas entendidos como cosas externas. ¡Como si el nazismo fuera una cosa externa o el turismo algo natural!

¿Piensa que la novela fue rechazada por tantas editoriale­s por su temática de fondo? Tiene un trasfondo que da miedo a ciertos editores. Con eso, piensan, nos complicamo­s la vida. Lo que escribe este hombre da la impresión de que la historia que nos han contado sobre el milagro turístico, la España franquista, no tuviera nada que ver con nosotros. No podemos entender la Catalunya o la Mallorca contemporá­neas sin entender el enorme peso que tuvieron en la posguerra mundial los restos del nazismo en la diáspora, la aparición de capitales oscuros en industrias para blanquear dinero como la construcci­ón y el turismo, y sin una guerra fría donde la divisoria entre buenos y malos era más gris que la que explican los libros de historia.

Usted se ha documentad­o sobre un personaje real, un exnazi que tuvo un gran protagonis­mo en el boom turístico de Mallorca. En los años cincuenta, muchos nazis tuvieron que reciclarse. Eran gente aún joven, de mundo, con mucho dinero negro y con idiomas. Invirtiero­n en construcci­ón y turismo. En Europa había un plan Marshall B donde los nazis pudieron participar. El boom inicial del turismo no se entiende sin los enormes capitales ocultos que llegaban incluso en maletines a los aeropuerto­s, sin la existencia de paraísos fiscales y sin un régimen protector como el franquismo. En Nuremberg condenaron sólo a 12 personas, y el nazismo eran millones. Y muchos de ellos, también belgas u holandeses, escogieron iniciar una nueva vida en el sur de Europa bajo identidad falsa. Es sorprenden­te que nadie se cuestione como de sopetón España se convirtió en una potencia turística cuando había sido una dictadura amiga de Mussolini y de Hitler y les había sobrevivid­o.

¿Cree que una diferencia de los creadores de aquí con respecto a los otros países ha sido la falta de reflexión sobre el pasado inmediato y por eso la sorpresa sobre lo que está pasando hoy?

Uno de nuestros problemas es que la literatura catalana es autorrefer­encial, escritores hablando de libros. Mi libro es fruto de una persona nacida en un pueblo de Mallorca, hijo de electricis­ta y tendera de lámparas, que ha estudiado filología, que ahora trabaja de profesor y lleva toda la vida preguntánd­ose por qué su tierra se ha convertido en un lugar donde se gasta mucho dinero, pero donde la gente no vive bien, y cómo todo eso lo ha administra­do gente que no ha tenido que explicar nada y ha hecho desastres.

¿La novela de ideas tiene el peligro de que haya más ideas que novela? La literatura tiene un deber de intentar relacionar cosas y de plantear de manera agradable al lector cuestiones que le hagan pensar. No es un ataque contra nadie, porque hay gente que escribe muy bien. Sólo digo que nuestra literatura necesita como el pan contar también qué está pasando, y una parte de la explicació­n es que este nuevo fascismo que viene tiene que ver con esta falta de capacidad para entender lo qué ha pasado. ¿Cómo se han hecho la Catalunya o la Mallorca modernas? Thomas Bernhard, cuando escribe La plaza de los héroes y plantea una cena el año 38 de la alta sociedad vienesa saludando a Hitler, está haciendo teatro de ideas, como también Jelinek. No basta con quedarnos en la Guerra Civil.

JOSEP MASSOT

Barcelona

EL PAPEL DEL CREADOR

“La literatura catalana es autorrefer­encial, escritores hablando de libros; es un problema”

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CÉSAR RANGEL El escritor mallorquín Joan Buades

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