Zarco calienta la batalla del desierto más incierta
El francés logra su primera ‘pole’ en seco y relega a los favoritos Márquez y Dovizioso
Se levantó un viento molesto, fresquito, en el circuito del desierto en cuanto cayó el sol y se enfrió el asfalto 17 grados, de los 42ºC bajo el sol a los 25ºC bajo los focos, pero Johann Zarco hizo subir la temperatura con una vuelta estratosférica. Sin tópicos: 1m53s680, más de 2 décimas por debajo del récord de pole intocable durante 10 años que había establecido Jorge Lorenzo en su debut. El francés está dispuesto a liarla este año, en su segundo curso en la clase de los mayores. El mejor debutante del 2017 (6.º) incluso se ilusiona con su primer triunfo en MotoGP.
“Es impresionante, la mejor manera de empezar la temporada”, con su primera pole en seco en la cilindrada reina. Las dos anteriores (Assen y Motegi) fueron en mojado. “Tengo una buena oportunidad, tengo buen ritmo, no el mejor de todos, pero suficiente para intentar la victoria, así que ¿por qué no mañana?”, se preguntaba el francés de Yamaha Tech3, el equipo satélite de los diapasones, que el año pasado ya estuvo a punto de dar la campanada en Qatar: lideró la carrera las primeras seis vueltas, se distanció de Dovizioso, apuntaba al triunfo... hasta que resbaló en el agua.
Este año, sin agua a la vista y sin la amenaza del rodillo de Maverick Viñales –decimosegundo, perdido, desquiciado–, la cuestión es quién impondrá el mejor ritmo de carrera. Y en esas propiedades, el “más rápido no está aquí en primera línea”, recordaba Marc Márquez. “Si observas los ritmos, siete u ocho pilotos tenemos uno similar para estar delante, pero Dovizioso –quinto de salida– está un paso por delante, una o dos décimas, y es a quien le salen más fácil las cosas aquí”, decía Marc, que no esperaba la primera línea. “Un podio sería bueno, pero no descarto nada”, avisaba.
La cara y la cruz de la sesión la protagonizaban dos catalanes. Álex Rins firmó su mejor posición de parrilla, fruto de la gran evolución de la Suzuki, y se animaba a soñar con el podio. “Espero engancharme al grupo de cabeza, tengo ritmo para ello”, decía el de Nou Barris. Mientras que Viñales, 12.º tras pasar por la repesca, era la imagen de la desolación. “No sé dónde puedo estar en carrera; tengo un mal sabor porque la moto no me permite dar mi 100%. Los tests fueron realmente erróneos”.