La Vanguardia

“¡Aquí estamos de nuevo!”

- Ramon Aymerich

“¡Somos gente de mayo del 68, gente que hemos pisado las calles! ¡Aquí estamos otra vez!” grita el Domi por el micrófono. Y la gente lo aclama excitada. El Domi, Domiciano Sandoval, lleva barba blanca, gorra de tela y gafas de sol. Pero se siente como Espartaco a las puertas de Roma. Ahora está subido encima de una camioneta, frente al hotel Palace de la Gran Via y rodeado de sus fieles, todos hombres de más de 70 años, pelo largo y blanco.

Faltan unos minutos para empezar la marcha hasta la Delegación del Gobierno español, en la calle Mallorca, y un gentío ocupa ya los alrededore­s de la plaza Urquinaona. La protesta de las pensiones quizás es transversa­l. Pero se nutre de los sectores más trabajados por la vida. Los grupos de gente surgen de las estaciones del metro. Llegan de Badalona, del Clot, de l'Hospitalet... Predomina la ropa oscura, y hay muy poca gente joven. Los nietos se han quedado en casa, pero cuando encuentran uno, se alegran y lo celebran. “¡Qué, al niño le va la lucha, eh!”.

Josep y Encarna son del Poble Sec. Él lleva un lazo amarillo en la solapa; ella, un adhesivo verde de Marea Pensionist­a. “¡Antes tendríamos que haber empezado, hace cinco años, no ahora!”, dice. ¿Antes de qué? “Antes de recibir la primera carta del ministerio donde decían que nos subían esa miseria”, remacha él. “La devolví y les dije que se la metieran... por usted ya sabe donde”.

Hay muy pocas banderas en la marcha. Sólo algunas republican­as. Camisetas naranjas y verdes de las mareas. Alguna camiseta blanca contra los recortes que alguien ha rebuscado en el fondo del armario. Pegatinas contra la ley mordaza (estos son más jóvenes y llevan barba hipster). Más lazos y bufandas amarillas y también alguna pegatina sindical llevada discretame­nte. Hoy no es un buen día para los sindicatos.

“Los sindicatos no los queremos, llegan tarde. Van a la suya”, explica Pedro, de Badalona. Pedro lleva en brazos un perrito blanco y peludo como un cordero. “Es que se cansa, pobrecito”. Lourdes, su pareja, sonríe todo el rato. “Claro que llegamos a fin de mes, pero porque yo sé administra­rme muy bien...”. Son del grupo de Marea Pensionist­a en Badalona, creado hace tres meses. Cuando me despido, preguntan: “¿Y ahora qué pondrá en el periódico? ¿Que éramos cuatro perroflaut­as?”. No se fían de nadie.

La mañana ha sido generosa. Hace un sol de primavera, pero por la calle Llúria empieza a bajar una brisa helada que sólo el gentío hace soportable. La camioneta del Domi cruza la Gran Via en dirección norte como Moisés el Jordán. La policía local se ha hecho un lío con la organizaci­ón del tráfico, y decenas de conductore­s quedan atrapados por la manifestac­ión.

Mientras, el Domi grita. “No necesitemo­s partidos ni sindicatos. Estamos aquí por vosotros, por los mayores, pero también por los jóvenes, por los que vendrán. Os queremos a todos de pie...”. ¿Hasta dónde llegará el Domi?

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