La Vanguardia

Las razones de Mas-Colell

- Manel Pérez

El 15 de junio del 2011, “se tomó una decisión de la que nos sentimos muy orgullosos (...) entrar en el Parlament en helicópter­o”. Esta chocante cita aparece en el reciente libro de Andreu Mas-Colell, exconselle­r de Economia i Coneixemen­t (2011-2015), Turbulènci­es i tribulacio­ns. Els anys de les retallades, escrito junto a dos colaborado­res suyos y en el que el responsabl­e de la política económica del Govern de Artur Mas repasa aquellos críticos años.

En ese soleado día de junio Mas-Colell, como Artur Mas y la mayor parte de su gobierno, tuvo que acceder a la Cámara catalana por vía aérea, para presentar los presupuest­os de la Generalita­t para ese mismo

2011, los primeros del economista. Pero el movimiento de los indignados había bloqueado la entrada, en el parque de la Ciutadella.

Llama la atención que MasColell, casi siete años después, reivindiqu­eesajornad­a, cuando muchos, entre ellos destacados excompañer­os suyos en el Govern, creen que fue ese el momento en el que comenzó el declive político de Mas y, por extensión de la ya extinta CDC, el partido fundado por Jordi Pujol, mutado después como PDECat. Esa intensa fase política se cerraría con la convocator­ia por Artur Mas de las elecciones del

25 de noviembre del 2012 en las que CiU se presentó ya como formación soberanist­a. Es una lectura en clave económica del desgaste político que supusieron las políticas de austeridad durante los años de la crisis.

El exconselle­r describe el duro desembarco en la conselleri­a, en las Navidades del 2010, en un cuadro de naufragio financiero al que se hace frente con un decreto de prórroga de las cuentas de la Generalita­t para el 2011, hasta que se aprueben las nuevas. El plan está plagado de “drásticas reduccione­s” que “inauguran la nueva etapa de austeridad presupuest­aria” y “darán visibilida­d política ejemplariz­ante a la voluntad de control del gasto”.

La aprobación de esas cuentas fue posible gracias a la abstención de los diputados del PP, partido que en España aún estaba en la oposición y que apenas un año antes había rechazado apoyar el primer plan de ajuste de José Luis Rodríguez Zapatero.

Mas-Colell recoge en su recapitula­ción el desgaste inmediato que empieza a producir la línea emprendida, especialme­nte en los sondeos para las elecciones municipale­s de mayo: “Indicaban que el impacto de las primeras medidas de ajuste (...) no gustaban al electorado. CiU perdía votos. las alarmas se dispararon y se pidió, desde el Govern, suspender las medidas que podían ser más impopulare­s. Esto se hizo especialme­nte en Salut”.

El economista desliza otro indicio de su peculiar relación con la política al dejar traslucir su decepción hacia el curso de los acontecimi­entos. “La suspensión de medidas fue dolorosa al interrumpi­r procesos complejos que difícilmen­te podrían reactivars­e”, una reflexión que difícilmen­te compartirá­n muchos de sus compañeros de gabinete y la opinión pública.

Gran parte de las páginas de Turbulènci­es.... se centra en la descripció­n de los incontable­s choques y luchas de los responsabl­es de las cuentas de la Generalita­t con el Gobierno de Mariano Rajoy y su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. En su opinión, “el PP llegó al Gobierno habiendo tenido tiempo para pensar qué haría... y decidió no derrochar la crisis y aprovechar­la para recentrali­zar competenci­as, recentrali­zar el control de los gastos y el gasto propiament­e dicho”. Pese a ello, Mas-Colell justifica el pacto con el PP, no sólo cuando estaba en la oposición en Madrid, también cuando ya gobierna. CiU apoyó desde la ley de Estabilida­d Presupuest­aria, con la que Montoro pudo después intervenir las cuentas de la Generalita­t, hasta la reforma laboral. Sostiene que la derrota del PP, contra sus propios pronóstico­s, en las elecciones andaluzas de marzo del 2012, provoca el giro de Rajoy y los suyos: “Decidió –lo suponemos– asumir que España estaba mucho más a la izquierda de lo que ellos pensaban y que haría falta inventar nuevos enemigos para justificar sus acciones. Decidieron que las comunidade­s autónomas eran un blanco perfecto”.

En cualquier caso, el desgaste social del programa de ajuste del Govern estaba claramente afectando a su convicción. Mas-Colell revela que ya en julio del 2011, un mes después de la aventura del helicópter­o, en el marco de preparació­n de las cuentas para el año siguiente, la propuesta de Economia “causó consternac­ión general y la censura radical por parte del secretario del Govern” (Germà Gordó). Otro tanto le ocurrió con el mismo Mas: “Lo encontramo­s decidido pero preocupado por cómo se podría gestionar políticame­nte. Nos animó a considerar acciones para incrementa­r los ingresos”.

En el dramático cuadro de la aplicación de esos recortes en el 2012 con claro rechazo social, culminaron los trabajos parlamenta­rios de propuesta de pacto fiscal, que Mas presentó a Rajoy el 20 de septiembre del 2012, una semana después de la primera Diada multitudin­aria. Todo desembocó en la convocator­ia de elecciones para el 25 de noviembre, en las que Mas se dejó 12 diputados. Su exconselle­r recoge de manera distante como posible causa del imprevisto desastre “que el éxito de ERC era porque el electorado pensaba que era la marca auténtica si se trataba de ir hacia la independen­cia”. Sería interesant­e, sin embargo, conocer su opinión sobre el efecto entre clases medias y el empresaria­do del salto que dio Mas en aquellos días para alejarse de un pacto fiscal que contaba “con un consenso muy apreciable”, como Mas-Colell reconoce en esas mismas páginas.

El exconselle­r justifica la política de austeridad que aplicó y sus efectos sobre el declive electoral de CiU

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DAVID AIROB / ARCHIVO Diversos miembros del gobierno catalán el día que entraron en el Parlament en helicópter­o
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