Magnífico hasta en los detalles
La ambiciosa operación de recuperación del legado grabado del guitarrista y compositor Jimi Hendrix ha llegado a su fin en lo que hace referencia al patrimonio sonoro controlado por su familia. Una operación de recuperación en donde la tarea técnica y artística llevada a cabo por John McDermott y, sobre todo, Eddie Kramer ha devenido fundamental. Este a ratos curioso volumen, en cualquier caso, hay que contemplarlo como una parte de un todo discográfico-memoralístico iniciado en el 2010 con Valleys of Neptune –de obligada audición–y proseguido tres años más tarde con People, hell and angels.
Gran parte de las piezas aquí incluidas vieron la luz dos años después de la publicación de su trascendental Electric Ladyland, de 1968, un periodo en el que Hendrix exhibió una formidable creatividad, grabando mucho pero finalizando más bien poco. Eso significa, en el caso que aquí atañe, que un gran número de las tomas de estudio incluidas son nuevas, aunque se refieren a composiciones que ya le son familiares al aficionado hendrixiano. Y aquí se podrían mencionar versiones alternativas pero no esencialmente diferentes de clásicos ya antologizados con anterioridad como Lover man, (Sweet) angel o Hear my train a comin’. En cualquier caso, cosas más excepcionales como un Woodstock con Stephen Stills a la voz y guitarra y Hendrix al bajo o sus punteos en Send my love to Linda, son razones añadidas que dimensionan la obra de un genio sin par.