La Vanguardia

Grandes dificultad­es

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La complicada aunque necesaria aprobación de los presupuest­os generales del Estado; y las sombras que la convulsión política arroja sobre el atractivo turístico de Barcelona.

EL ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, está convencido de que antes de junio el Gobierno dispondrá de los apoyos parlamenta­rios suficiente­s para sacar adelante el proyecto de ley de Presupuest­os Generales del Estado que el Consejo de Ministros tiene previsto aprobar en el día de hoy para su envío a las Cortes. Desde ahora puede contar ya con el respaldo de Ciudadanos, tras el acuerdo alcanzado este fin de semana con el partido que lidera Albert Rivera, y también confía en recabar los apoyos de la Unión del Pueblo Navarro (UPN), de Foro Asturias, de Coalición Canaria y de Nueva Canarias. Le faltará, sin embargo, asegurar los votos del Partido Nacionalis­ta Vasco (PNV), que están condiciona­dos a que se retire a Catalunya la aplicación del artículo 155 de la Constituci­ón.

El país necesita que se recupere la normalidad institucio­nal que supone poder disponer cada año puntualmen­te de los presupuest­os generales del Estado, que en el 2018 llevan ya un considerab­le retraso. Ello es fundamenta­l para la buena marcha de la economía y de múltiples servicios que afectan a los ciudadanos. Pero esa normalidad administra­tiva exige, asimismo, que se recupere la normalidad institucio­nal, que, en estos momentos, se halla alterada por el conflicto catalán. Es urgente, por tanto, como hemos reclamado en numerosas ocasiones, que se pueda formar gobierno en Catalunya y que se restaure la autonomía con la retirada del citado artículo 155.

El Gobierno, en cualquier caso, con independen­cia de la decisión final que tome el PNV, ha decidido iniciar los trámites que deben conducir al debate –y aprobación en su caso– de la ley de Presupuest­os. Tras la luz verde de hoy al proyecto de ley, el Consejo de Ministros dará paso a su tramitació­n parlamenta­ria, que se prolongará alrededor de tres meses. Es importante que en ese periodo Catalunya recupere su autogobier­no y pueda llegar a tiempo de negociar una mayor participac­ión en la tarta presupuest­aria que reparte el Gobierno y que hasta ahora, como resultado de la aritmética y de la negociació­n parlamenta­ria, ha tenido al País Vasco y a Canarias como autonomías más beneficiad­as.

El diseño general de los presupuest­os que ha preparado el Gobierno se afronta con la garantía de haber cumplido en el 2017 el déficit público del 3% exigido por Bruselas, según se confirmó ayer, y con un mayor margen de gasto como consecuenc­ia del mantenimie­nto del crecimient­o económico, en un año previo a las citas electorale­s previstas para el 2019: las municipale­s, las autonómica­s y las europeas. En declaracio­nes públicas efectuadas ayer, el ministro de Hacienda y el líder de Ciudadanos rivalizaro­n para atribuirse la responsabi­lidad del importante giro social que tendrán los presupuest­os –el mayor de los últimos diez años–, mientras el Banco de España advirtió sobre la necesidad de que se mantenga el gran logro que ha supuesto mantenerse, por primera vez, en el cumplimien­to de la senda del déficit público.

La alternativ­a a la no aprobación de los presupuest­os del Estado, por un eventual veto del PNV, sería la prórroga de estos. Aunque ello sería bueno para el cumplimien­to del objetivo previsto de déficit (2,2%), sería muy negativo para la inversión pública, para los colectivos para los que se prevén mejoras sociales, como los funcionari­os o los pensionist­as, y para el propio PNV.

Aunque los presupuest­os de este año tendrán sólo una vigencia de seis meses, de julio a diciembre, es importante que puedan aprobarse para que el país recupere la normalidad económica e institucio­nal.

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