La Vanguardia

La disyuntiva vasca

- Enric Juliana

Veinticuat­ro horas después de la detención de Carles Puigdemont en Alemania, Albert Rivera anuncia el apoyo de Ciudadanos a los presupuest­os generales del Estado del 2018, e Inés Arrimadas pide la dimisión del presidente del Parlament de Catalunya, Roger Torrent, disgustada por su discurso en favor de un frente amplio en Catalunya, que gusta a los comunes, y que Miquel Iceta, siempre hábil, ha transforma­do en una oferta de gobierno de concentrac­ión, ante el pavor de la ejecutiva federal del PSOE.

Ciudadanos, la plataforma política que pretende relevar al Partido Popular como principal fuerza dirigente española, aplaude con entusiasmo la detención de Puigdemont, se exhibe como fuerza de estabilida­d económica –mensaje de tranquilid­ad a Bruselas, Berlín y París– y mima el enfrentami­ento con los independen­tistas, puesto que podría haber repetición electoral en Catalunya, y no le sería fácil repetir los excelentes resultados de diciembre en julio.

La abstención podría ser muy grande y selectiva. La repetición electoral en Catalunya puede ser la pesadilla de los próximos dos meses para todos los partidos. Para casi todos. El atribulado Partido Popular lo mira con cierta tranquilid­ad: peor que en diciembre no le podría ir, si la justicia alemana entrega a Puigdemont. La foto del político catalán llegando a Barajas custodiado por la policía –¿esposado?– puede valer su píxeles en oro en la lucha entre las dos derechas españolas. Esa foto depende ahora de Alemania. Depende del juez de garantías del länder de Schleswig-Holstein y de lo que podríamos llamar la lógica profunda del “sistema Alemania”. La cancillerí­a de Berlín quiere estabilida­d en España, con mayor motivo después del inquietant­e resultado electoral italiano. España es el país del sur de Europa en estos momentos mejor sintonizad­o con Alemania. El portavoz de Angela Merkel fue ayer exquisito con el Gobierno de Madrid. “España es un Estado democrátic­o. Este conflicto se debe solucionar en base al derecho español”, dijo Steffen Seibert. La política española vuelve a estar en manos de Alemania.

Se abre ahora un intenso tiempo de espera. La justicia alemana debe decidir sobre el hombre detenido en la prisión de Neumünster. Pueden pasar dos meses. El Parlament de Catalunya tiene dos

El PNV se aleja del pacto presupuest­ario por la situación en Catalunya, pero aún no ha dado la última palabra

meses para investir un presidente operativo, con el consiguien­te levantamie­nto del artículo 155, o ir a nuevas elecciones. Y el Partido Nacionalis­ta Vasco tiene menos de dos meses para decidir si apoya los presupuest­os de Rajoy. Sus cinco votos son decisivos.

El auto de procesamie­nto del juez Pablo Llarena, la nuevas órdenes de prisión provisiona­l contra dirigentes independen­tistas y la detención de Carles Puigdemont alejan al PNV del pacto presupuest­ario. Eso es evidente. El PNV se aleja, pero no demos por cerrado el tema. El acuerdo sería muy bueno para Euskadi; el lehendakar­i Íñigo Urkullu quiere seguir enviando señales de estabilida­d a los poderes europeos; el PNV teme el ascenso de Ciudadanos, y en Sabin Etxea, sin dejar de transmitir mensajes de cariño a Barcelona, consideran que la política catalana se ha convertido en un embrollo sin pies ni cabeza.

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