Entorno social de la empresa
Decano del Col·legi d’Economistes Catalunya
Desde hace unos meses, en el marco del III congreso de Economía y Empresa que organiza el Col·legi d’Economistes de Catalunya, académicos, empresarios y profesionales de la economía y la empresa debaten, en un proceso participativo y abierto a la sociedad catalana, los retos que supone la irrupción en todos los ámbitos de la vida de la digitalización, la robotización, la inteligencia artificial o la potencia de las economías asiáticas. A diferencia de otros congresos, además de la vertiente macroeconómica, también se analiza el impacto que tienen en la empresa porque se parte de la convicción que es en el campo empresarial donde se concretan buena parte de estas transformaciones, todas ellos con un fuerte componente disruptivo.
En este sentido hay que señalar que la evolución de la empresa desde una perspectiva social ha sido tan intensa como lo ha sido tecnológicamente. Impulsada por una elevada concienciación de la sociedad, la empresa tiene cada vez más presente que tiene que reducir o compensar las externalidades negativas de su actividad (es decir, los costes que repercuten en el conjunto social como la contaminación o los efectos sobre la salud de las personas y que no están incluidos en los de la explotación del producto o servicio). La transparencia en las políticas de responsabilidad social, iniciadas voluntariamente como una derivada del marketing y de la imagen corporativa, cada vez asumen una obligatoriedad mayor impulsada por normas y recomendaciones de todo tipo de organismos, incluidos de internacionales como Naciones Unidas o la Comisión Europea. A título de ejemplo, se incluirían en este campo las políticas destinadas a la igualdad de género, participación en proyectos solidarios, normas laborales...
La transparencia en las políticas de responsabilidad social, derivada del marketing, es hoy una obligatoriedad
La sostenibilidad es otro concepto inseparable hoy de cualquier actividad, sea pública o privada o se ejecute por organismos administrativos o por empresas y entidades privadas. Sobre la sostenibilidad, concepto sobre el cual el conjunto social tiene a menudo una percepción intuitiva o superficial, se han hecho muchas aportaciones. No es fácil hacer una definición que contemple toda su complejidad en un entorno de enorme competitividad. Se puede asumir que una empresa es sostenible cuando conjuntamente con maximizar el beneficio para sus accionistas fomenta la eficiencia económica, la cohesión social y el respeto al medio ambiente en una perspectiva de creación de valor en medio y largo plazo.
El factor humano y, en concreto, la captación y retención del talento necesario para innovar y competir, constituyen también más que nunca un elemento decisivo del éxito o el fracaso de toda actividad empresarial. La desburocratización y el reconocimiento individual del esfuerzo y de la capacidad innovadora son condiciones imprescindibles por una gestión de los conocimiento adaptada a los nuevos, pero que envejecen rápidamente, tiempo.