“Maduro elude la crisis humanitaria venezolana”
Susana Raffalli, experta en emergencias de Cáritas, advierte que en Venezuela hay desnutrición infantil y desabastecimiento
Cansada por el jet lag y las horas de viaje que separan Caracas de Barcelona, Susana Raffalli toma una generosa taza de café para coger fuerzas y contar lo que sucede en Venezuela. O más bien, lo que sufre la creciente clase baja de su país. A eso ha venido a la capital catalana, en el marco de unos talleres organizados por la Federación de Asociaciones Americanas en Catalunya.
Graduada en Nutrición y Dietética en la Universidad Central de Venezuela, Raffalli tiene veinte años de experiencia en seguridad alimentaria y gestión de crisis humanitarias. Estuvo en el tsunami de Indonesia, el terremoto de Haití y en varios huracanes en el Caribe. Ahora, le toca estar con su gente. “Las regiones más pobres del país sufren escasez alimentaria. Faltan aceite y azúcar (¿cómo puede suceder esto en Venezuela cuando años antes era un gran productor y exportador de caña de azúcar?). Ambos son alimentos básicos para obtener la energía necesaria para vivir. Otros productos son difíciles de encontrar o sólo las clases más acomodadas pueden comprarlos. Con este desabastecimiento, es habitual recurrir al mercado negro. Los subsidios del Estado en productos básicos no son suficientes. Llegan menos de los que deberían y de forma irregular. Además, en los últimos meses, las familias tienen que afrontar cortes de agua y apagones de luz”.
El hilo de voz de Raffalli coge fuerza cuando cuenta que esta escasez pone en riesgo a la población con menos recursos, que empieza a padecer los riesgos de la desnutrición. Cáritas, organización para la cual trabaja Raffalli en un programa de desnutrición infantil en Venezuela, asegura que 280.000 niños del país podrían morir por esta causa, que en el 2017 fallecieron entre cinco y seis niños semanalmente por desnutrición y que al menos el 33% de la población infantil de hasta cinco años presenta retrasos en su crecimiento. Además, la desnutrición incrementa el riesgo de contraer enfermedades. “En Venezuela ya hay cuatro epidemias extendidas por todo el territorio: la malaria, el zika, el dengue y la más grave, el sarampión. Esta última estaba erradicada y ha vuelto. Es una enfermedad antigua, y la vacuna para combatirla es barata. Pero Venezuela es incapaz de proveerla a su población, lo cual demuestra la escasez de recursos que sufre el país”.
Lo peor, explica Raffalli, es la negativa del Gobierno de Nicolás Maduro a afrontar la crisis humanitaria que vive el país, incluso tras la reciente advertencia de las Naciones Unidas (que en su opinión llegó demasiado tarde). “El Gobierno se niega a combatirla e incluso amedrenta a oenegés y fundaciones, obstruyendo la labor de los voluntarios y decomisando comida y medicinas. Maduro debería aceptar que ha cometido errores y que vulnera de forma sistemática los derechos humanos. Es inaceptable que lleve gobernando dos años bajo decretos de emergencia (cuando el periodo máximo son 90 días y otros 90 prorrogables), con más poderes de lo normal y sin solucionar nada”.
Raffalli cuenta que las causas de la crisis se remontan a los años del gobierno de Hugo Chávez, quien expropió tierras, obligó a producir en pérdidas y fijó precios. “Nacionalizó toda la cadena de producción y se equivocó. El 65% de los productores que había entonces han quebrado. Cada vez más comercios bajan la persiana. No hay empleo, los precios cambian constantemente y los sueldos no lo hacen. Antes, Venezuela se autoabastecía en un 70% e incluso exportaba alimentos. Las sanciones internacionales empeoran la situación, pero no son la causa principal. Hace más de tres años que la población venezolana está en riesgo. Desde entonces, ya se han ido 2,6 millones de venezolanos. La mala gestión del Gobierno, que ha confiado demasiado en el petróleo, ha llevado al desabastecimiento alimentario, a la desnutrición, y en consecuencia, a las epidemias y la mortalidad infantil”.
Raffalli comenta que normalmente, se considera que un país entra en crisis humanitaria cuando ha vivido un desastre natural o una guerra. Pero en el caso de Venezuela, “vive una crisis humanitaria compleja desde hace tres años”. Se trata de una situación que sucede cuando la gestión del gobierno es la principal culpable de la crisis, cuando el país ha perdido el sentido del Estado de derecho y es incapaz de garantizar servicios básicos. Y Raffalli asegura que, “en el corto o medio plazo, no parece que vaya a cambiar”. Mientras, queda el trabajo de oenegés y fundaciones, que según Raffalli cada vez reciben más apoyo internacional para hacer frente a las necesidades alimentarias y sanitarias del país.
“Faltan productos básicos y medicinas: hay epidemias activas de malaria, zika, dengue y sarampión”
“Unos 280.000 niños están en riesgo de muerte, y en tres años se han ido del país 2,6 millones de personas”