El Barça de Pesic nace de la defensa
El Barcelona Lassa está enderezando la temporada. No se trata ahora de discernir si Svetislav Pesic es mucho mejor entrenador que Sito Alonso. Seguramente no. Pero los resultados cantan: el cambio le ha venido de perlas al equipo. En la Euroliga ya no tenía nada que hacer, pero ha ganado la Copa del Rey y en la Liga Endesa está luchando por una segunda posición que es lo mejor a lo que puede aspirar de cara a los playoffs, inalcanzable el Real Madrid,… al que, por otro lado, el Barça ha ganado las tres veces que se han enfrentado en España, la primera aún con Sito. El técnico que dio al club su primera Euroliga (2003) no ha perdido ningún partido en competiciones domésticas: 8-0.
El primer acierto de Pesic fue llamar a Ricard Casas para que fuera su segundo. El técnico manresano, hijo de Carles Casas, que fue un gran presidente del club de su ciudad (y autor de una frase impagable sobre aquel extraño “factor de corrección” que rigió en su momento en la Liga: “Nosotros vamos jugando y al final Portela nos dice cómo hemos quedado”), posee una dilatada experiencia y conoce a la perfección nuestro baloncesto, aunque su último trabajo fuera en Angola y ahora estaba a punto de marcharse a Asia.
Dada la situación, los nuevos responsables del banquillo azulgrana tenían de entrada que inculcar a los jugadores la idea de que el club en el que están exige unos resultados que no estaban consiguiendo y cambiar su estado de ánimo a partir de la exigencia diaria, con las ideas muy claras y una concentración absoluta. El calendario les dio enseguida una gran oportunidad con la Copa y lograr el título supuso un estímulo inmejorable, porque la plantilla se convenció de que estaba en su mano enderezar un camino muy torcido hasta entonces.
Tácticamente no hay grandes secretos. Pero sí un principio fundamental: la defensa es el punto de partida de todo. Como lo fue ya en las mejores etapas de la era Pascual. Lo demás puede venir a continuación de la buena actitud defensiva, que siempre es lo más difícil. Y otra cuestión básica: Pesic y Casas son de los que piensan que es muy difícil jugar un partido con doce jugadores. Son demasiados. En 40 minutos no hay tiempo para todos. Sobre todo, tiempo para que quien ha empezado mal y ha sido sustituido pueda rectificar y recuperar la confianza. No ya del entrenador, sino la suya propia. Por eso su Barça está empleando realmente entre ocho y diez jugadores por encuentro. En este sentido, algo tienen de bueno las lesiones, aunque afecten a piezas tan importantes como Hanga, Sanders o Seraphin. Los que están sanos han de asumir ahora más responsabilidades.
En el terreno individual, dos jugadores han mejorado considerablemente su rendimiento. Dos jugadores muy altos, de gran talento pero con fama de blandos y por ello especialmente necesitados de confianza: Claver y Tomic. El valenciano está ayudando al equipo con la versatilidad de un alero de 2,07 m que puede moverse entre el escolta y el ala pívot y que justificaba que fuera la única exigencia de Georgios Bartzokas cuando hace un año y medio fichó por el Barça. Todos los topes de su carrera azulgrana (41 minutos, 12 puntos, 7 rebotes, 5 asistencias y 22 de valoración) los ha establecido Claver en alguno de los cinco partidos de Liga Endesa que ha jugado a las órdenes de Pesic. Tomic, MVP de marzo, está aprovechando en ataque los espacios que crean sus compañeros abiertos, tanto para anotar como para generar juego desde el interior de la zona. Y también sus mejores números de la temporada (31 minutos, 21 puntos, 9 rebotes y 26 de valoración) son de ahora.
Pesic y Casas tienen claro que es muy difícil jugar un partido con doce jugadores