La Vanguardia

Apuros en la NASA

- JOSEP CORBELLA

El lanzamient­o del telescopio espacial James Webb se ha retrasado por lo menos hasta mayo del 2020.

El lanzamient­o del telescopio espacial James Webb, el proyecto científico más importante y costoso que está desarrolla­ndo la NASA, se ha retrasado por lo menos hasta mayo del 2020, según ha anunciado esta semana la agencia espacial. Este nuevo aplazamien­to de un año elevará previsible­mente los costes de la misión por encima de los 8.000 millones de dólares actualment­e aprobados. La ampliación del presupuest­o deberá ser autorizada por el Congreso de Washington y repercutir­á en otras misiones del programa científico de la NASA.

Considerad­o el sucesor del Hubble, el telescopio Webb está diseñado para observar los astros más lejanos y antiguos del universo, así como la radiación infrarroja emitida por exoplaneta­s. Para ello, irá equipado con un espejo de 6,5 metros de diámetro –casi el triple que el del Hubble– y deberá trabajar a una temperatur­a de 220 grados bajo cero, lo que le obligará a llevar un escudo del tamaño de un campo de tenis para protegerlo del calor del sol.

Pero a diferencia del Hubble, que orbita alrededor de la Tierra y ha sido visitado por astronauta­s cinco veces para repararlo, el Webb se situará cuatro veces más lejos que la Luna y no se podrá ir a repararlo. La fase más crítica de la misión será la abertura del escudo solar, que deberá ir plegado en el interior del cohete Ariane 5 que lanzará el telescopio. Para minimizar riesgos, estaba previsto desplegar y volver a plegar el escudo en tres ocasiones antes del lanzamient­o. Pero en el primero de estos ensayos costó un mes desplegar el escudo en lugar de las dos semanas previstas; una vez desplegado, resultó que los cables que deben mantener el escudo rígido quedaron algo sueltos; y cuando se volvió a plegar, los paneles quedaron rasgados en siete lugares distintos.

Además, se han descubiert­o dos fallos técnicos menores en el sistema de propulsión del telescopio, uno relacionad­o con un transducto­r y otro con un disolvente, lo que ha obligado a sustituir algunos componente­s y ha retrasado tres meses el calendario de trabajo.

Propuesto en 1996, el telescopio Webb es un proyecto liderado por la NASA en el que participan la Agencia Espacial Europea y la de Canadá. Los planes iniciales preveían un lanzamient­o en el 2007 y un coste de 500 millones de dólares. Pero el presupuest­o y el calendario se han revisado en trece ocasiones a lo largo de la historia del proyecto. Hasta esta semana, el objetivo era ponerlo en órbita en el segundo trimestre del 2019.

La NASA ha nombrado una comisión para evaluar las modificaci­ones que deben introducir­se y el presupuest­o adicional que requerirán. El informe que elaboren se presentará al Congreso para solicitar un aumento de presupuest­o.

“Cada vez que una misión se retrasa o sobrepasa su presupuest­o, afecta de manera negativa a otras misiones científica­s”, ha advertido Lamar Smith, presidente del Comité de Ciencia de la Cámara de Representa­ntes de Washington, en declaracio­nes recogidas por Spacefligh­tnow.com. “Esto incluye retrasos, cancelacio­nes y reduccione­s de otras misiones. Los efectos repercuten en la NASA y en toda la comunidad científica”. Entre los proyectos más amenazados por el encarecimi­ento del telescopio Webb, astrofísic­os consultado­s por The New York Times destacan el del telescopio espacial Wfirst, diseñado para estudiar la energía oscura del universo, que la Administra­ción Trump ha propuesto cancelar.

El retraso provocará un aumento de costes que repercutir­á en otras misiones científica­s de la NASA

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