Rusia inicia la expulsión de decenas de diplomáticos occidentales
Moscú echa a 60 empleados de EE.UU. y cierra el consulado de San Petersburgo
Rusia puso ayer a desfilar a 23 embajadores occidentales destacados en Moscú, a los que convocó en el Ministerio de Asuntos Exteriores para informarles de la expulsión de sus diplomáticos, en represalia por una decisión similar adoptada esta semana por casi una treintena de países en solidaridad con el Reino Unido por el caso Skripal. Uno de ellos fue el embajador español, a quien se comunicó que dos representantes de Madrid tendrán que abandonar Rusia en breve.
Las expulsiones de ayer son la continuación de la jornada anterior. El Ministerio de Asuntos Exteriores dedicó el jueves exclusivamente a EE.UU., a quien considera el principal “instigador” de esta “guerra fría diplomática”. El máximo responsable del departamento, el ministro Serguéi Lavrov, se encargó de anunciar la expulsión de 60 diplomáticos estadounidenses, el mismo número de diplomáticos rusos que el pasado lunes Washington decidió enviar a casa. Además, Rusia también comunicó al embajador estadounidense, Jon Huntsman, que cierra el consulado de EE.UU. en San Petersburgo, reflejo de la decisión de la Casa Blanca de cerrar el consulado ruso en Seattle.
Un total de 28 países, mayoritariamente de la UE, pero también EE.UU., Canadá, Australia, Noruega o Ucrania, comenzaron a expulsar de sus países a diplomáticos rusos el pasado lunes. Se alineaban así con el Reino Unido, que acusa a Rusia de estar detrás del envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia, el pasado 4 de marzo, con un gas nervioso desarrollado en tiempos de la URSS. Moscú niega estas acusaciones y ha exigido sin éxito que Londres haga públicas sus pruebas o que las comparta con el Kremlin para llevar a cabo una investigación conjunta, alegando las normas de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, de la que ambos forman parte.
El Gobierno de Theresa May inició este pulso diplomático el pasado día 14 al expulsar a 23 representantes rusos de su territorio. A los pocos días, Rusia respondió echando a 23 diplomáticos británicos.
Ignacio Ybarra, embajador de España en Moscú, llegó ayer viernes al histórico edificio de la plaza Smolénskaya, sede del Ministerio de Exteriores ruso. El viceministro Serguéi Riabkov le entregó una nota en la que el Gobierno ruso declaraba persona non grata a dos diplomáticos de la embajada española en Moscú. Como todos los otros embajadores que pasaron por la cancillería, recibió también una nota de protesta en la que se explicaba que se expulsa a sus representantes por haber tomado con anterioridad “medidas inamistosas” hacia Rusia.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, dijo ayer que “Rusia no ha desatado guerras diplomáticas, y el presidente Vladímir Putin ha sido y es partidario de mantener buenas relaciones con todos los países, incluido Estados Unidos”. Sin embargo, una vez empezada la espiral, a Rusia no le tiembla la mano. El primero en llegar ayer a la sede de Exteriores fue el representante británico, Laurie Bristow. A la recíproca expulsión de 23 diplomáticos, Moscú añadió ayer otra exigencia al Reino Unido, al que dio un mes de plazo para reducir el número de empleados de sus misiones diplomáticas en Rusia hasta alcanzar el mismo número que tienen la embajada y consulados rusos en el Reino Unido.
Esta medida hace realidad las palabras del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, quien el jueves dijo que Rusia iba a aplicar “medidas simétricas y aún más”. Y es similar a la que Moscú impuso a Washington el verano pasado, cuando obligó a la representación americana a prescindir de 755 trabajadores.
Moscú ordena reducir aún más el número de diplomáticos del Reino Unido en Rusia