La Vanguardia

Interior refuerza la presencia de escoltas de la Policía Nacional

Los 18 agentes protegerán a miembros de la judicatura en Catalunya

- MAYKA NAVARRO

La unidad central de protección de la Policía Nacional acaba de enviar a Catalunya a 18 escoltas que realizarán labores de protección a miembros de la judicatura que en las últimas semanas han solicitado vigilancia. Ese grupo de policías se sumará a la veintena de escoltas que permanecen en territorio catalán desde la campaña de las elecciones del 21 de diciembre.

Hoy por hoy, ningún líder de los principale­s partidos políticos constituci­onalistas ha solicitado un cambio de escoltas. Todos mantienen las vigilancia­s, conduccion­es y contravigi­lancias con los Mossos d’Esquadra. En los últimos años en Catalunya la única dirigente política que ha solicitado prescindir de la policía catalana fue la que fuera responsabl­e del Partido Popular, Alicia Sánchez Camacho, tras el conocido escándalo del restaurant­e La Camarga. Aunque también fue sonada la petición del presidente del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya, Jesús María Barrientos, que el 6 de octubre retiró a los Mossos d’Esquadra las funciones de custodia del palacio de Justicia y encargó la vigilancia a la Policía Nacional. El 1 de diciembre, la policía catalana recuperó la custodia de esas dependenci­as judiciales.

En cuanto a los dirigentes políticos, el miércoles se pudo ver a Inés Arrimadas, Xavier García Albiol y Miquel Iceta llegar al Parlament de Catalunya con sus equipos de escoltas de siempre. Entre las filas de estas formacione­s, en las últimas semanas se ha trasladado “preocupaci­ón” por el incremento del clima de tensión, con una vuelta a las pintadas en algunas sedes de partidos y amenazas en redes sociales o de forma más directa. Hasta ahora, todas esas peticiones las están gestionand­o los Mossos d’Esquadra. Desde la comisaría general de informació­n se hace un estudio valorando el nivel de riesgo y a partir de las conclusion­es se diseña la protección de la persona o la sede de un partido, dependiend­o de cada caso concreto.

Todas estas peticiones de las últimas semanas han provocado un gran movimiento en el área de escoltas de los Mossos d’Esquadra. Tras la aplicación del artículo 155, el cese de todos los miembros del Govern y la retirada de todos los escoltas, muchos de estos policías de protección, unos 180, fueron recolocado­s en otros servicios de seguridad ciudadana.

Por ejemplo, algunos escoltas participar­on el mes pasado en un dispositiv­o especial de refuerzo de la vigilancia en el metro de Barcelona para prevenir los hurtos. Poco a poco, y a requerimie­nto de los nuevos servicios, todos los escoltas han ido volviendo a su área, que, por cierto, recienteme­nte ha cambiado a su responsabl­e. El inspector Francesc Cambrubí era hasta el pasado enero el jefe del área de escoltas, que depende de la comisaría general de recursos operativos de los Mossos. Hace unos meses solicitó su paso a la segunda actividad, tras permanecer en esa responsabi­lidad durante casi toda su trayectori­a profesiona­l en los Mossos. Su sustituto es el también inspector Eduard Muñoz, que hasta entonces era el responsabl­e del área de instrucció­n y custodia, los calabozos de las distintas comisarías del cuerpo.

De la llegada a Catalunya de estos 18 escoltas, informació­n adelantada el jueves por El País, la dirección de los Mossos d’Esquadra tuvo conocimien­to precisamen­te por el diario. En el Ministerio del Interior, su responsabl­e de prensa evitó hacer ninguna valoración sobre el refuerzo del equipo de escoltas de la Policía advirtiend­o que no se dan detalles relacionad­os con los operativos de seguridad.

En ese clima de hostigamie­nto y amenazas que han denunciado sufrir algunos miembros de la judicatura, el jueves fue detenida y pasó a disposició­n del juzgado de instrucció­n número 3 de Reus una mujer con relación a unos tuits amenazante­s contra el magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena y su familia.

La detenida, que se acogió a su derecho a no declarar, quedó en libertad provisiona­l. La causa está abierta por un delito de amenazas a instancias del fiscal general de Catalunya.

Los líderes políticos constituci­onalistas mantienen a sus equipos de protección de los Mossos

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