Cierre trimestral negativo en las bolsas
LAS bolsas mundiales han cerrado el primer trimestre en negativo, algo que no sucedía desde hace dos años, con un descenso superior al 2%, que en España se ha doblado a causa de la mala evolución del sector bancario. La primera economía del planeta, con Wall Street como guía, ha sido el foco que ha marcado el ritmo de este desajuste bursátil mundial.
Estados Unidos ha suscitado el temor de los inversores a una guerra comercial, a la fragilidad que puedan tener las grandes compañías tecnológicas, con Facebook en el centro de la tormenta, y al impacto de la subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal. Son tres factores que han coincidido en el tiempo y que explican el citado comportamiento negativo de los mercados financieros internacionales durante el primer trimestre.
La economía mundial va bien, con casi todos los países del mundo en pleno crecimiento, algo que sucede por primera vez desde el final de la crisis. Estados Unidos, además, ha revisado al alza su crecimiento del cuarto trimestre del 2017 hasta el 2,9% frente al 2,6% estimado inicialmente. Pero esta buena noticia, sumada a la mejora del mercado laboral, para Wall Street se ha convertido en una mala noticia porque refuerza la posibilidad de nuevas y más intensas subidas de tipos de interés. Un precio del dinero más elevado, como se sabe, nunca es bienvenido por las bolsas ya que, de entrada, comporta que haya salida de capitales del mercado bursátil en busca de otras colocaciones rentables y más seguras. Asimismo supone que los créditos se encarezcan, tanto para empresas como para particulares, y que la demanda interna (consumo e inversión) tienda a moderarse, con impacto en un menor crecimiento y en peores resultados empresariales.
A la inquietud en el frente monetario se han sumado las decisiones proteccionistas adoptadas por el presidente Trump para implantar fuertes aranceles sobre el acero y el aluminio, así como sobre una amplia batería de productos de China por valor de 60.000 millones de dólares. Ello ha desatado el miedo a que el comercio y el crecimiento internacionales pudieran verse afectados. De cara al futuro, sin embargo, la confirmación de que Washington y Pekín iniciarán en breve negociaciones para reducir el elevado déficit comercial que separa a ambos países, y que perjudica claramente a Estados Unidos, ha empezado a calmar a los inversores ante el temor a la guerra comercial, ya que esta parece menos probable.
El enorme escándalo de la filtración de datos de Facebook, asimismo, ha debilitado los valores tecnológicos, que son un puntal clave de la bolsa estadounidense. No sólo se ha visto afectada la empresa de Mark Zuckerberg , que acumula unas pérdidas del 18%, sino también el conjunto del sector por el temor a las regulaciones que pueda adoptar la Casa Blanca, que, en principio, no son bien vistas por los inversores. Son varias las grandes empresas tecnológicas que han presionado los índices bursátiles a la baja, como ha sido el caso –además de Facebook– de Amazon, Alphabet (Google) o Twitter.
Frente a ese triple escenario de inquietudes bursátiles que vive Estados Unidos, y que afecta a los mercados financieros del resto del mundo, hay una situación de las empresas muy sólida, con unos buenos datos fundamentales que auguran el mantenimiento de la actual senda de beneficios, incluidas las tecnológicas, y que en conjunto ofrece un fondo de resistencia al mercado bursátil. A ello se suma el deshielo en la tensión con Corea del Norte, que aleja el peligro de un conflicto nuclear y que también preocupaba a las bolsas.