Las olas cercan los moáis en Isla de Pascua
La isla de Pascua (en el Pacífico Sur, a 3.500 kilómetros de Chile) es famosa por sus estatuas monolíticas (moáis) talladas sobre plataformas de basalto (ahu) levantadas entre los años 1250 y 1500. El problema es que tanto los moáis como los ahu están situados en la costa, donde la erosión marina ha causado graves impactos sobre algunos yacimientos arqueológicos de la isla. En algunas zonas, las olas han roto plataformas (ahu) que contienen restos antiguos, como puntas de lanza de obsidiana, pedazos de huesos o parte de las estatuas que han hecho famosa la isla. Muchas estatuas (moáis) y casi todas las plataformas (ahu) sirven como tumbas. Ante la prevista subida del nivel del mar, el temor de los expertos es que las olas y las tormentas avancen aún más hacia las estatuas. La economía de la isla (5.000 habitantes) depende de los 100.000 turistas anuales (datos del 2017) que la visitan atraídos por sus inquietantes figuras (y dejan unos 57 millones de euros anuales). El informe de la Unesco señala que con el cambio climático, se espera que las grandes alturas de las olas y el aumento de la energía de estas harán que se agraven los daños en las plataformas sobre las que se asientan las estatuas, por lo que estas podrían ser derribadas. Algunos lugares (Tongariki, Anakena y Akahanga) ya se han visto perjudicados por las olas. Y en Runga Va’e se ha construido un muro protector; pero no se sabe si podrá contener el avance del mar o si será necesario mover las estatuas para salvarlas.