Los alergólogos reclaman adrenalina en los aviones
Las compañías aéreas deberían incorporar autoinyectores de adrenalina, corticoides, broncodilatadores y antihistamínicos al botiquín básico de emergencias durante los vuelos. Esa es la principal recomendación de la Organización Mundial de la Alergia (WAO en inglés), que ha publicado en un artículo de revisión sobre los riesgos más frecuentes de alergias alimentarias y respiratorias que ocurren en un espacio cerrado con problemas para hacer una parada urgente: los aviones.
Victòria Cardona, coordinadora del comité de anafilaxis de la WAO y jefa de alergología en Vall d’Hebron, asegura que con esas medidas, “gran parte de los problemas que se presentan podrían ser atendidos inmediatamente y se evitarían posibles graves consecuencias”. Según sus recomendaciones, se necesitaría también una cierta formación del personal de vuelo, sobre todo para saber cómo identificar el problema y tener prevista la necesidad de consultar con un médico.
La especialista, que ha liderado el documento sobre alergias en vuelo, también señala la importancia de que el paciente prepare bien el viaje para prevenir problemas. “Por ejemplo, es fundamental mirar antes de salir cómo se llaman alimentos con los que tiene que tener precaución en las lenguas con las que estará en contacto y leer las etiquetas”.
Quienes sepan que tienen alergia a un alimento y a otros parecidos, deberían hacerse con un autoinyector de adrenalina y el certificado correspondiente para que le dejen entrar en el avión con el pincho. Los certificados en España se proporcionan en castellano, inglés y francés, pero es posible que se vean rechazados en alguna compañía y que cueste hacerse entender. “Lo habitual es que acaben entrando con el inyector, pero después de dar muchas explicaciones”, señala la alergóloga.
“No sabemos realmente la frecuencia de episodios graves, de choques anafilácticos en pleno vuelo, porque apenas hemos conseguido respuesta del 15% de las compañías y no existe ningún registro público de esos episodios, pero se estima que entre el 2% y el 4% de los problemas médicos que se presentan en estos viajes son debidos a estas reacciones alérgicas graves”.
Y casi el 5% de la población sufre alergias a alimentos. Estas reacciones pueden ir desde un leve picor en la piel hasta ahogos, síntomas cardiovasculares, pérdida de conocimiento e incluso la muerte.
Los especialistas aconsejan a los pacientes saber cómo se llama su riesgo en el lugar al que viajan
Entre los países del norte son especialmente importantes las alergias a los cacahuetes. Entre los mediterráneos, a los frutos secos, como nueces y avellanas, y a los vegetales y frutas como por ejemplo el melocotón.
El otro grupo de reacciones alérgicas son las respiratorias, las crisis asmáticas agravadas a veces cuando las condiciones del aire dentro del avión no son las óptimas y provocan una peor oxigenación en sangre o baja humedad.
“Quienes sepan que tienen este problema sólo deberían viajar si están muy estables, y preparando la medicación y el recorrido. Con conciencia del riesgo real”.