La noche romana empieza con aperitivo
Dicen que si uno busca la vida nocturna en Italia, mejor vaya a Milán. Roma no es conocida por ser una fiesta descabellada –con el permiso de Sorrentino– sino por su actividad artística y cultural, más diurna. Pero tiene una colección de lugares con un encanto que no existen en ninguna otra ciudad del mundo. La Roma después del ocaso comienza sobre las ocho de la noche, cuando los italianos y extranjeros se reúnen para la tradición del aperitivo. No se trata de sólo un sustituto de la cena, sino de un entero ritual de socialización con conocidos y desconocidos entorno a una mesa. Por el precio de una bebida se tiene acceso a un bufé que nada tiene que ver con lo “come hasta que puedas” de otros lugares. El menú acostumbra a ser más que correcto, variado y atrevido. Por eso circulan listas de los mejores aperitivos. Están de moda el Momart, en plaza Bologna; El Gusto, al lado del Ara Pacis; o Freni e Frizioni, en el Trastevere. Cualquier sitio de Testaccio, al otro lado del Tiber, también será un acierto. Especialmente el Oasi della Birra, un local con un sótano típicamente romano en el que la calidad de los vinos y la comida es extraordinaria. También ponen postre, algo reservado a los primeros de la codiciada lista. Si el objetivo es coger soltura con el italiano, ahora el mejor lugar es el moderno Rec23, donde cada lunes se celebra un aperitivo para el intercambio de idiomas con mesas divididas según la lengua que se quiere practicar.