Beniamin Netanyahu
PRIMER MINISTRO ISRAELÍ
El Gobierno de Netanyahu (68) ordenó una represión de la protesta palestina en Gaza a todas luces desproporcionada. Los numerosos vídeos incriminatorios de disparos por la espalda han llevado a la ONU a pedir una investigación.
El Estado Mayor israelí advirtió ayer que “no tendrá más remedio” que atacar “objetivos terroristas” en el interior de Gaza si prosiguen las manifestaciones junto a la frontera. Mientras los gazatíes enterraban a los muertos del viernes, los francotiradores israelíes hirieron al menos a 13 jóvenes palestinos que se acercaron a la zona de seguridad que precede a la valla fronteriza.
Israel asegura que los 15 muertos del viernes son activistas de Hamas y otros grupos violentos, jóvenes entre los 18 y los 30 años que estaban identificados. También afirma que los heridos de bala –unos 750 según el ministerio palestino de Sanidad– habían intentado atacar a los soldados con piedras, cócteles molotov y neumáticos en llamas.
Sin embargo, varios vídeos de la violencia desatada el viernes demuestran que Israel disparó por la espalda a jóvenes que huían de la zona de seguridad, un terreno de 700 metros de ancho a lo largo de los 65 kilómetros de frontera entre Israel y Gaza. Estas imágenes sirvieron al secretario general de la ONU, António Guterres, para pedir una investigación independiente de lo ocurrido. Varias organizaciones pacifistas israelíes, como B’Tselem y Adalah, recordaron que es ilegal disparar contra manifestantes desarmados y que, en ningún caso, una zona habilitada para la protesta puede ser considerada una zona de guerra. La ley obliga, asimismo, a distinguir entre combatientes y civiles, algo que el viernes las fuerzas de seguridad israelíes no siempre hicieron.
Hamas había convocado una protesta por el derecho al retorno y contra el bloqueo que sufre la franja. Con este propósito se han levantado cinco campamentos junto a la frontera con Israel que se van a mantener hasta el 15 de mayo, día de la fundación de Israel y también de la nakba, el desplazamiento forzoso de 700.000 palestinos.
Unas 30.000 personas atendieron el viernes la convocatoria de Hamas y unos cuantos entraron en la zona de seguridad, lo que provocó la reacción militar israelí, con el resultado de 15 muertos y 1.400 heridos, según el último balance palestino. No está claro si Hamas podrá mantener la movilización durante seis semanas después del alto coste en vidas humanas pagado el viernes.
El ejército israelí, por su parte, desmiente un uso excesivo de la fuerza. Como quedó demostrado en los funerales, varios de los muertos eran activistas de Hamas y, como tales, fueron enterrados envueltos en la bandera amarilla del movimiento islamista.
En un vídeo puede verse a un joven que corre en busca de refugio, huyendo de la valla fronteriza, y es alcanzado en las piernas. En otro vídeo, un joven que llevaba un neumático pero que también avanzaba en dirección opuesta a la frontera, es alcanzado de un disparo en la cabeza y cae fulminado. En otra escena es abatido un hombre desarmado.
Los palestinos aseguran que entre los heridos hay 70 menores de edad y once mujeres. Un adolescente de 16 años que lanzaba piedras con una honda fue tiroteado en las dos piernas.
Ayer hubo huelga general en Cisjordania y enfrentamientos en varias ciudades, como Belén y Hebrón. El Consejo de Seguridad de la ONU, muy dividido, sólo acertó a pedir calma .
La situación en los territorios palestinos se ha ido agravando en los últimos días. En Gaza, por ejemplo, el ejército israelí destruyó varios túneles que las milicias islamistas pretendían utilizar para atacar las poblaciones israelíes cercanas. Los activistas respondieron detonando explosivos al paso de patrullas israelíes junto a la frontera. Cuatro soldados resultaron heridos en uno de estos ataques. Al mismo tiempo, se produjeron dos atentados en menos de 48 horas: un atropello en Cisjordania que provocó la muerte de dos soldados israelíes y un ataque con cuchillo en la ciudad vieja de Jerusalén en el que perdió la vida un civil.
La violencia también va en aumento por parte de los colonos, especialmente los del asentamiento de Yitzhar. La última víctima es un campesino palestino de 64 años, al que los colonos le rompieron la mandíbula el pasado lunes. El grupo israelí de derechos humanos Yesh Din ha documentado 25 agresiones en los últimos seis meses por parte de los colonos de Yitzhar. Estas incluyen disparos, pedradas, quema de olivos y pastos palestinos, así como el degüello de cabras y ovejas de los rebaños palestinos.
La tensión, por lo tanto, va en aumento, sin que se vislumbre una solución política. Estados Unidos retrasa la presentación de su plan de paz y ha perdido la confianza de los palestinos después de anunciar que reconocía a Jerusalén como capital de Israel.
Lo único que sigue en pie de los acuerdos de Oslo de 1993 es la cooperación en materia de seguridad. La pregunta, sin embargo, es por cuánto tiempo. Nadie tiene la respuesta y nadie sabe qué pasará si los palestinos ponen fin a esta cooperación.
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