¿Por qué las zonas verdes favorecen el desarrollo cognitivo?
Los estudios que hemos realizado en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) se han centrado hasta ahora en demostrar los beneficios que el contacto con los espacios verdes tiene para la salud y no tanto en explicar los mecanismos por los que esto ocurre. Hemos observado que el mayor contacto con espacios verdes a lo largo de toda la vida provoca cambios estructurales en el cerebro, dando lugar a mayores volúmenes de materia blanca y gris en determinadas regiones de este órgano.
Aunque todavía es pronto para ofrecer una respuesta basada en evidencias, sí que podemos distinguir entre beneficios directos e indirectos. La hipótesis principal con la que trabajamos es que los beneficios directos tendrían que ver con el comportamiento que los espacios verdes facilitan en niños y niñas, ya que ofrecen una oportunidad para estimular el descubrimiento, la creatividad, la asunción de riesgos y al mismo tiempo inspiran estados emocionales básicos y contribuyen a reforzar el sentido del yo y la mejora de la restauración psicológica. Todo ello influiría positivamente en diferentes aspectos del desarrollo del cerebro.
En lo que se refiere a los beneficios indirectos, podemos mencionar diversos ejemplos. Normalmente, los espacios más verdes suelen presentar menores niveles ruido y de contaminación del aire procedente del tráfico, lo que repercutiría en una menor exposición a ambos. Asimismo, las personas que viven cerca de espacios verdes tienden a ser físicamente más activas y a tener más contacto social, lo que a su vez redunda también en beneficios para la salud y para el desarrollo del cerebro. Por otra parte, los espacios verdes también permiten que niños y niñas entren en contacto con un entorno más rico a nivel microbiano.