“Para mis hijos”: carta sobre sexualidad
Uno de los documentos que han podido salvarse de la quema de sus pertenencias posterior a su muerte ha sido una carta que conservó su hijo Camil. Se inicia así: “Con las relaciones sexuales se pueden adquirir enfermedades terribles y os quiero enterar algo, hijos míos, porque mis avisos os sirvan en la nueva senda más libre que habéis empezado”. Describe la blenorragia (gonorrea), de la que dicen que uno “no se hace hombre” hasta el séptimo contagio. “Desgraciados”, llama a quien hace correr ese bulo. Las afecciones son graves para hombres y mujeres, y el contagio se puede producir años después de contraerla. “Es una bocanada de pus que se introduce en todas las clases sociales” y parece destinada a “acabar con el mundo”. En 1900, fecha de la carta, no se había descubierto la penicilina. Aleu les habla también de la sífilis, “más terrible” aún, que se encuentra en todas las clases sociales. “Mis nervios se alborotan por escribir este tema tan repugnante” pero “si tuvierais alguna desgracia sin haberos advertido, mi remordimiento no tendría límites”, dice. Finalmente, subraya los peligros del onanismo. La carta es también una fiel descripción de la sociedad donde no sólo las prostitutas contraen tales enfermedades, también mujeres en comercios, muchachas de servicio, gente “con bienes y religión” y hasta niñas de 7 años en pueblos y ciudades.