La Vanguardia

Carlos, el príncipe incomprend­ido

Una biografía no autorizada ofrece, con datos inverosími­les, la peor cara del heredero

- MARTA ALTUNA Londres

La imagen que los británicos tienen del príncipe Carlos ha ido mejorando en los últimos años. El peor momento lo vivió durante el divorcio de Diana de Gales y la posterior muerte de la princesa, pero su vida estable junto a Camilla Parker y su papel activo en organizaci­ones caritativa­s, estaba haciendo que ganara cada día más adeptos. Ahora, un libro biográfico no autorizado ofrece su peor cara y le presenta como un heredero al trono caprichoso, arrogante, envidioso y obsesionad­o por la opinión publica.

Eso es lo que asegura Tom Bower en su obra El príncipe rebelde: el poder, la pasión y el desafío del príncipe Carlos. El autor, que ya ha escrito biografías del ex primer ministro Tony Blair y del que fuera dueño de los almacenes Harrods, Mohamed al Fayed, entre otros, ha reconocido no haber hablado directamen­te con él pero asegura haberse entrevista­do con más de 120 testigos que han trabajado con el príncipe de Gales.

Aun así, la veracidad de los testimonio­s ofrecidos en este libro ha sido cuestionad­a, como por ejemplo la historia de si pidió a sus empleados transporta­r parte de los muebles de su dormitorio a la vivienda de unos amigos con los que iba a pasar el fin de semana en el noreste de Inglaterra, entre ellos una cama ortopédica, sábanas, un inodoro, papel para el baño, botellas de whiskey y dos cuadros que representa­ban paisajes escoceses.

Y es que, según Bower, parece ser que el hijo de Isabel II no repara en gastos. El libro relata como el príncipe Carlos hizo un trayecto de 115 kilómetros en el tren real desde Highgrove a Penrith para visitar un pub, un viaje que costó 18.916 libras esterlinas (unos 21.540 euros), sin explicar que se trataba de una visita oficial. El veterano fotógrafo de la casa real Arthur Edwards pone en tela de juicio la imagen que se ofre- ce del hijo de Isabel II y ha asegurado públicamen­te que “el príncipe arrogante presentado en este libro no es el hombre que conozco”. En su opinión, es uno de los miembros de la familia Windsor que más trabaja y uno de los mas comprometi­dos con los que lo necesitan. Además, a medida que la reina Isabel II ha ido envejecien­do, el heredero al trono está tomando más responsabi­lidades. El pasado año atendió 600 compromiso­s oficiales. Próximamen­te viajará a Australia y a Vanuatu, y este será el décimo país que visita desde el pasado mes de junio

El autor reconoce que no ha hablado con el príncipe y varios testimonio­s contradice­n su versión

en nombre del Gobierno británico y en representa­ción de la soberana.

La polémica biografía asegura que al príncipe le gusta vivir a cuerpo de rey y no escatima en personal de servicio por lo que tiene más de 120 personas a su disposició­n. Bower detalla que cuenta con tres lacayos para acompañar a los visitantes a su oficina, “cada uno responsabl­e de un pequeño tramo de pasillo”, ironiza. Además cuatro empleados le ayudan a cambiarse de ropa, algo que sucede “hasta cinco veces por día”. Y da mucho que hablar también el número de jardineros que tiene. El autor considera a los empleados de palacio como personal al servicio del príncipe, pero no aclara ese extremo en el libro. La periodista del Daily Mirror, Penny Junor, conoce al heredero desde hace más de 30 años y ha salido en su defensa: “Sí, tiene muchos jardineros, ¿cuál es el problema?”, se pregunta. Los jardines de su residencia de Highgrove son magníficos y los tours que los visitan le dejan

La parte que más indigna a los conocidos de Carlos es la relativa a sus hijos; el autor afirma que está celoso de ellos

cada año 650.000 libras esterlinas (unos 740.800 euros). “Es su dinero y él decide como gastarlo”, indica. “No creo que pague grandes cantidades pero esta ofreciendo empleos a mucha gente”, dice la reportera que ha añadido ero, a la vez que se indica: “¿No es verdad que a la mayoría de las personas que crean puestos de trabajo se las aplaude en lugar de castigarla­s?”.

Uno de los argumentos de por qué el príncipe Carlos tiene mala reputación se pueden explicar, según Junor, en el hecho de que es un hombre fiel a su ideales. “Ha hecho durante su vida muchos enemigos”, explica. La parte que más ha indignado a cuantos conocen al príncipe de Gales es la relativa a sus hijos, ya que el autor afirma que está celoso de ellos. Amigos de los príncipes Guillermo y Enrique han negado esa afirmación afirmando no sólo que Carlos está orgulloso de sus hijos sino que, además, adora ejercer de abuelo.

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KIRSTY WIGGLESWOR­TH / AP El príncipe Carlos, el pasado viernes, durante su alocución de Pascua en la que abogó por los cristianos perseguido­s
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