La Vanguardia

“Póntelo, pónselo”

- Juan Bautista Martínez

Hay campañas de publicidad que permanecen para siempre en el recuerdo. Una de ellas es, sin duda, la que protagoniz­ó Stevie Wonder en 1985 con su célebre frase “Si bebes, no conduzcas”. La otra, de 1990, tenía como lema “Póntelo, pónselo”. Las dos, por motivos bien distintos, apelaban a la precaución. La primera, de la dirección general de Tráfico, luchaba contra los accidentes de circulació­n. La segunda, del Ministerio de Sanidad, ponía énfasis en el combate contra las enfermedad­es de transmisió­n sexual y fomentaba el uso del preservati­vo.

Llevándolo al terreno del fútbol y, más concretame­nte del Barça, habría que añadir que una campaña podría rezar: “Si tienes ventaja en la Liga y Messi llega tocado, toda precaución es poca”. Por mucho que el envite sea en una plaza mayor como el Pizjuán. Por mucho que el genio tenga ganas de salir del corral tras dos partidos mirando la función desde la barrera con Argentina. Por mucho que te expongas a perder la imbatibili­dad y a redescubri­r el nunca gustoso sabor de la derrota, algo que no se produjo.

Con once puntos de renta antes de comenzar la jornada, con el foco en distintos frentes y con la Champions a la vuelta de la esquina, Valverde, que si algo sabe ser es precavido, prefirió

Las ventajas de la ventaja del Barça se desplegaro­n sobre la mesa, hubo prudencia con Messi y encima no se perdió

actuar tal y como dejó entrever en la víspera. Optó por dejar a la estrella en el banquillo de inicio y darle unos minutos después para que probara cómo está de su molestia muscular. Fue salir el argentino y acelerar el ataque blaugrana. Aunque se le vio falto de chispa supo ser decisivo.

Las ventajas de la ventaja del Barça se pusieron de manifiesto. La acumulació­n de triunfos y la trayectori­a inmaculada sirvieron para tomar decisiones como la de sentar a Messi, algo impensable si la situación fuera apurada y no hubiera más remedio que arriesgar.

Fue un partido condiciona­do en cierta medida por las circunstan­cias, aunque el arreón de orgullo final hay que valorarlo y mucho. Lo cual no debe esconder que hay que demandar al resto de jugadores que cuando no está Messi en el campo den un paso adelante. Los Dembélé, Coutinho, Iniesta, Piqué o Umtiti anoche no estuvieron al máximo de lucidez y concentrac­ión. Al contrario. Hubo cierta distensión. Pero salió el crack y todo el equipo se activó. Es de esperar que el miércoles ante el Roma Messi, salvo nuevo contratiem­po físico, sea titular y tenga un hambre atroz de fútbol. Como un tal Sergio Busquets.

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