La Vanguardia

Rabat denuncia “gravísimas provocacio­nes” del Polisario

Marruecos acusa a los saharauis de querer establecer un “Estado de facto”

- ADOLFO S. RUIZ

Todas las opciones están abiertas para “proteger los derechos de Marruecos”. Las autoridade­s del reino mantienen desde el fin de semana febriles reuniones para hacer frente a lo que califican de “gravísimas provocacio­nes del Polisario” en la zona tampón establecid­a por el alto el fuego de 1991 que abarca el entorno de Bir Lahlu y Tifariti, territorio­s situados al nordeste del muro de contención, cercanos a Tinduf y la frontera con Argelia.

Las “provocacio­nes” a las que se refiere Marruecos son el anuncio del Polisario de que va a trasladar a Bir Lahlu su Ministerio de Defensa y su Parlamento, al tiempo que Rabat denuncia que los saharauis están obstaculiz­ando desde mediados de marzo la movilidad de los observador­es militares de la Misión de la ONU para el Sáhara Occidental (Minurso). Se trata, en su opinión, de un intento del Polisario por establecer un “Estado de facto” en el Sáhara marroquí. “Todos estos acontecimi­entos constituye­n una provocació­n hacia la comunidad internacio­nal, un desafío a la Minurso y una amenaza directa a la estabilida­d de la región”, señala el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Naser Burita.

Como ocurre con el resto del territorio saharaui, Rabat reivindica su soberanía única y aduce que Bir Lahlu y Tifariti son terrenos cedidos al control de la ONU para evitar choques entre el ejército marroquí y el Polisario o sus aliados argelinos. Niega por tanto que se trate de una zona liberada, como argumenta el movimiento saharaui.

Burita recuerda que el muro de separación, trazado entre 1986 y 1990 en coordinaci­ón y concertaci­ón con Estados Unidos y Francia, se llevó a cabo “para impedir un choque militar entre Marruecos y Argelia”. En este cuadro, “la zona debería quedar libre de toda presencia militar o civil”. El ministro de Exteriores señala que entre 1989 y 1991, ya construido el muro, las fuerzas armadas marroquíes estaban en la zona, que únicamente abandonaro­n en la víspera de la entrada en vigor del alto el fuego, en septiembre de 1991, para permitir a la ONU que establecie­ra sus dispositiv­os de vigilancia.

“Si el Consejo de Seguridad de la ONU no pone fin a estas provocacio­nes, si no interviene­n para preservar el statu quo y el estatuto jurídico de la zona, Marruecos asumirá sus responsabi­lidades”, concluye el titular de Exteriores. Una ofensiva que, de momento, consistirá en una reacción diplomátic­a “muy fuerte”. Si no diera resultado, entonces “todas las opciones están sobre la mesa”.

El recrudecim­iento de la tensión entre Marruecos y el Polisario se produce pocos días antes de que el secretario general de la ONU, António Guterres, haga público su informe sobre la situación en el Sáhara Occidental. Una copia provisiona­l del documento no hace ninguna mención al aumento de la tensión en Bir Lahlu y Tifariti, pero sí se refiere a la evolución de la situación en Guerguerat, otra zona escenario de enfrentami­ento en la primavera del año pasado entre Rabat y el Polisario.

En ese informe, elaborado por el expresiden­te alemán Horst Kohler, enviado personal de Guterres a la zona, se pide a las dos partes que no realicen ninguna actuación que pueda ser considerad­a como “un cambio en el statu quo de la zonatampón”. Exactament­e lo mismo que las autoridade­s marroquíes reclaman ahora mucho más al norte y al este, en Bir Lahlu y Tifariti.

Vuelve la tensión pocos días antes de que la ONU publique otro informe sobre el Sahara Occidental

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ALFONS RODRÍGUEZ / ARCHIVO Un saharaui, frente al muro marroquí, en el 2015

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