La Vanguardia

La estación espacial china Tiangong-1 cae en el Pacífico sur sin causar daños

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La estación espacial china Tiangong-1 se precipitó ayer sobre el Pacífico sur a las 2.16 horas de la madrugada (hora española) sin causar daños. La caída del complejo orbital había suscitado una gran expectació­n en las últimas semanas ya que cabía la posibilida­d de que sus restos aterrizara­n en alguna zona habitada, entre las que se encontraba la península

Ibérica. “La mayor parte” de la estación se desintegró en la atmósfera antes de llegar a la superficie, informó la Agencia Espacial de Vuelos Tripulados de China. Sin embargo, “es seguro que algunas piezas pequeñas habrán llegado a la superficie”, declaró ayer Brad Tucker, astrofísic­o de la Universida­d Nacional de Australia, que ha estado monitoriza­ndo la caída de Tiangong-1.

Según los cálculos de Tucker,

alrededor del 90% de la estación espacial se desintegra­ron durante la caída y el 10% cayó en el océano. Si la estimación es correcta, llegaron a la superficie entre 700 y 800 kilos de chatarra espacial desmenuzad­os en múltiples fragmentos.

Los restos de Tiangong-1 parecen haber caído unos cien kilómetros al noroeste de Tahití, según la informació­n de que dispone Tucker, aunque este dato no ha sido confirmado por las autoridade­s

chinas ni por organismos de otros países.

Tiangong-1, cuyo nombre significa Palacio Celestial-1, ha sido la primera estación del programa espacial chino, que incluye un programa de vuelos tripulados y que tiene entre sus objetivos la construcci­ón de una gran estación espacial en la próxima década y la exploració­n de la Luna y de Marte. Con un tamaño de 10,5 metros de longitud y 3,4 de diámetro, fue puesta en órbita en el 2011 y debía permanecer operativa durante dos años antes de reentrar en la atmósfera y autodestru­irse de manera controlada.

China, sin embargo, decidió mantenerla más tiempo en órbita

al retrasarse el desarrollo de su sucesora, Tiangong-2. A principios del 2016, se perdió el control de la estación espacial, que ha estado perdiendo altitud desde entonces.

Según el diario chino Global Times, que tiene una edición en inglés, el seguimient­o de Tiangong-1 en los medios de comunicaci­ón occidental­es se debe a “la envidia” por los éxitos de la industria espacial china. “Es normal que las naves espaciales reentren en la atmósfera”, señala el Global Times. “Tiangong-1 ha recibido tanta atención en parte porque algunos países occidental­es intentan ensuciar la industria espacial china, que está en rápido crecimient­o”.

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