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Sólo algunos actores y actrices pasan por el calvario de someterse a estrictas dietas por exigencias del guion
Mario Casas tuvo que ganar 10 kilos y luego perder 22 en cuestión de cuatro meses para encarnar a dos personajes físicamente opuestos. El calvario que supone ganar y perder peso para interpretar papeles por exigencia del guion sólo lo saben algunos actores. Reneé Zellweger tuvo que engordar 11 kilos para meterse en la piel de Bridget Jones y lo hizo a base de 20 donuts diarios, bollos con mantequilla de cacahuete, hamburguesas, pizzas y batidos de proteína con helado. Lo mismo hizo Charlize Theron para engordar 14 kilos para interpretar a una prostituta asesina en
Monster. O el español Antonio de la Torre, que ganó 33 kilos para rodar Gordos.
El caso más reciente en el cine español ha sido el de Mario Casas, que primero tuvo que ganar 10 kilos para dar vida a un cazador solitario en la película Bajo la
piel de lobo, que ya está en cines, y a los pocos meses tuvo que someterse a un estricto régimen para perder esos 10 kilos y 12 más para interpretar al fotógrafo Francesc Boix en la película El fotógrafo de
Mauthausen, que se estrenará dentro de unos meses. El actor ha explicado durante la promoción de la película que pasó semanas comiendo Donetes y Filipinos blancos sin medida. Confiesa que llegó a sentir verdadera adicción por ellos. “Engordar fue una maravilla. Es lo mejor que te puede pasar, porque al final es comer, beber y no hacer deporte”, dijo el actor hace unos días a Pablo Motos en El Hormiguero. Con esos 10 kilos de más, Casas afirma que gustaba más a las mujeres.
Pero ese dulce momento pasó y entonces llegó la travesía del desierto. En breve debía empezar el rodaje de El fotógrafo de Mauthausen. Por exigencias del guion, debía perder 22 kilos en sólo cuatro meses. “Supuso pasar muchísima hambre, no comer casi y verte en el espejo tísico. Ahí sí que las mujeres nada, ahí las espantaba”, bromea. El protagonista de Tres metros sobre el cielo asegura que lo peor de todo era ver a la gente comer: “Ver a tus amigos que salen a comer y tú no puedes…La sociedad te excluye. Me encerré en casa, en mi mundo. No podía salir, ni tomarme una copa”.
Casas llegó a bajar de los 70 kilos. “En un momento dado, mi doctora me dijo que parara, que ya no podía seguir bajando. Pero decidí seguir; llega un momento en que te miras al espejo y te ves igual que hace dos meses, cuando pesabas 8 kilos más. Ahí es cuando decidí que no podía seguir perdiendo peso”.
Otros artistas que tuvieron que adelgazar para meterse en la piel de sus personajes fueron Michael Fassbender, que perdió 19 kilos para interpretar al miembro del IRA Bobby Sands, que murió en prisión tras una larga huelga de hambre, y Christian Bale, que para la película El maquinista perdió 30 kilos comiendo una lata de atún y una manzana al día. Incluso la ya delgada Natalie Portman tuvo que adelgazar 10 kilos para meterse en la piel de una bailarina en Cisne negro.
Mario Casas llegó a bajar de los 70 kilos: “Mi doctora me dijo que ya no podía seguir adelgazando”, dice