El cerco se estrecha sobre Lula
El expresidente debe ingresar hoy en prisión tras el rechazo del Supremo al habeas corpus
En el Brasil dividido hay mucha gente que tiene prisa por ver a Lula en la cárcel. Los detractores del expresidente que se manifiestan en las calles sueñan con la imagen del político más valorado del país entrando en la cárcel con un traje de rayas blancas y negras como el que enarbolan en carteles durante las protestas. Los principales medios de comunicación compiten por escribir el titular que más refleje la idea de inmediatez de la entrada en prisión del exsindicalista.
Una escena que podría materializarse hoy si, tal como ha dictaminado el juez Sergio Moro, Lula se presenta antes de las 17 h (hora local) en las dependencias de la Policía Federal de Curitiba, para su posterior ingreso en prisión.
Moro, encargado de las investigaciones del caso Petrobras en primera instancia, decretó ayer el ingreso en prisión del expresidente, apenas unas horas después de que el Tribunal Supremo rechazara la solicitud de habeas corpus. La decisión ha sido una sorpresa, pues no se esperaba hasta la semana que viene.
La excepcionalidad de la situación queda reflejada en las concesiones del juez Moro, quien ha permitido a Lula presentarse voluntariamente ante la policía, algo nada habitual. Se trata de una concesión “en atención a la dignidad del cargo que ocupó”, en palabras del propio juez, quien ha dictaminado que el expresidente deberá ingresar en una celda especial y aislado de otros presos, “sin cualquier riesgo para su integridad moral o física”. El juez también decidió que los detalles de la entrega sean acordados por la defensa del expresidente y los responsables de la Policía Federal en Curitiba y que no se utilicen esposas para detenerlo.
A pesar de este duro golpe, los abogados del exmandatario no tiran la toalla y pretenden seguir presentando recurso sobre recurso. El abogado de Lula, Cristiano Zanin, argumentó que la decisión del juez Sergio Moro de decretar su arresto y posterior ingreso en prisión es contraria a la legislación brasileña ya que, a su juicio, aún no se han agotado todos los recursos en segunda instancia. Los letrados tienen hasta el martes para solicitar una aclaración de la sentencia ante el Tribunal Regional Federal de Porto Alegre, el juzgado de segunda instancia que en enero pasado condenó a Lula a 12 años y un mes de reclusión por corrupción y lavado de dinero, aumentando la pena de 9 años y seis meses que en primera instancia dictó en septiembre del 2017 el juez Moro.
Además, la defensa de Lula puede presentar un recurso de tercera instancia ante el Tribunal Superior de Justicia y, eventualmente, de cuarta instancia ante el Supremo. El habeas corpus rechazado ayer por el máximo tribunal pretendía precisamente evitar el ingreso en la cárcel, como es habitual, tras resolverse la segunda instancia y esperar a que la sentencia fuera firme, lo que hubiera dado margen de maniobra a Lula para la campaña presidencial de las elecciones de octubre, donde el exmandatario lidera las encuestas con un 37% de intención de voto.
Lula está “sereno” y tiene la “conciencia de los inocentes”, dijo ayer la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, antes de reunirse con el exmandatario y sus abogados en São Paulo. Hoffmann insistió en que Lula sigue siendo el candidato presidencial del partido. De hecho, no hay impedimento legal para que el líder del PT sea presidenciable, aún estando recluido. No obstante, su candidatura pende de un hilo, no por su ingreso en la cárcel, sino por una ley que prohíbe la postulación para cargos electos a condenados por corrupción.
Tras el fallo del Supremo, el PT emitió un duro comunicado contra el Supremo y lo difundió a través de las redes sociales. “Nuestra Constitución fue resquebrajada por quien debería defenderla y la mayoría del Supremo Tribunal Federal aprobó una vez más la violencia contra el mayor líder popular del país”, indicó la formación, que encabeza su cuenta de Twitter con la frase: “El pueblo quiere a Lula libre”.
La sesión del Supremo, a puertas abiertas y transmitida por televisión, fue seguida el martes en Brasil como un partido de fútbol. Acompañado de la expresidenta Dilma Rousseff, Lula vio el juicio en el Sindicato de Metalúrgicos de São Bernardo do Campo. Los once magistrados demostraron estar tan divididos como la sociedad. Cada juez anunció su voto tras un largo discurso. Al final, con empate a cinco, le tocó desempatar a la presidenta, Cármen Lúcia Antunes, que optó por rechazar el habeas corpus, lo que dejaba a Lula a las puertas de la prisión.
VOTO DE CALIDAD
El tribunal se muestra tan dividido como la sociedad y desempata la presidenta
LA REACCIÓN
Lula está “sereno” y tiene la “conciencia de los inocentes”, dice la líder de su partido