La Vanguardia

Perra vida

- Susana Quadrado

A ver si lo hemos entendido bien. Cifuentes se matriculó tres meses después de que el curso hubiera empezado, se la vio poco o nada en las clases y los exámenes, las notas de una asignatura y del trabajo final se corrigiero­n para que fueran notables, volvió a matricular­se cuando ya había obtenido el título, el tribunal del máster nunca existió y su presidenta dice que su firma está falsificad­a, el trabajo final no aparece...

Escrito así, de un tirón, se entienden las dudas razonables sobre la limpieza con que la susodicha obtuvo ese título.

El caso apesta, que diría Marlowe. Huele a medias verdades, y dos medias verdades hacen una mentira. Una tras otra. Hay tufillo a tongo. En el menor de los casos, a trato de favor, algo que al parecer requiere de muchas complicida­des dentro de la universida­d. En el mayor, a tráfico de influencia­s. Oh, madre mía, de ser cierto. Lo que nos intriga de esta movida es ¿por qué y para qué necesitaba Cifuentes hinchar el currículo? ¿por vanidad? ¿por titulitis?

Hasta aquí los hechos. Vayamos a las especulaci­ones.

Media humanidad entretenid­a con el tema ha dado por descontado que Cifuentes se haría el harakiri y adiós muy buenas. Pues no, descargó la culpa en la universida­d, vaya qué graciosa, y ahí se apañe tan alta institució­n pública.

Qué ilusos somos: ¡que no piensa dimitir! Renunciar sería tirar por la borda varias décadas de sangre, sudor y lágrimas (es metáfora) para llegar donde está (estaba), en lo alto del PP. Dos, lo recordaba Pepa Bueno, ilusos por pensar que Rajoy iba a soltar el pollo entre los coyotes a un año de elecciones cuando ha visto caer sin pestañear a su tesorero, al que fue vicepresid­ente de su gobierno, a su presidente en Baleares, al de Murcia, a su ministro de Industria, a la estructura del PP en Valencia. Y tres, porque en España no dimite ni dios aunque su culpabilid­ad clame al cielo. Falsear el currículo, ponerse la carrera que no tienen o simplement­e creer que estar en un partido les homologa varios créditos por el morro puede ser sólo el principio. La mentira engancha.

Cifuentes quedará tocada. Ahora hay que esperar el informe de los dos observador­es independie­ntes. Y la decisión de Fiscalía, que ha abierto diligencia­s penales a petición de la Rey Juan Carlos. Siendo el Cifuentes Gate feo, feo, duele que la lideresa, con su cinismo, se haya reído de todos los estudiante­s de máster que tienen que quemarse las cejas para parir su TFM y completar su currículo. A diferencia de otros y otras, seguro que esos meritorios currantes no perderán su trabajo final en una mudanza, aunque luego no les sirva para que les den un empleo. Perra vida.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain