La Vanguardia

Miseria y grandeza humana

- Lluís Bonet Mojica

Miss Dalí

Dirección: Ventura Pons Intérprete­s: Joan Carreras, Siân Phillips, Claire Bloom Producción: España, 2018. 165 m. Biopic.

Como cabía esperar de su autor y del artista al que retrata, no estamos ante un biopic al uso. Siempre con una nueva película en la recámara, apenas tres meses después de haber estrenado el documental Universal i faraona, Ventura Pons comparece de nuevo en las pantallas con Miss Dalí. Siguiendo la pauta de uno de los apuntes iniciales, su película plasma en imágenes el “regocijo luminoso del caos”. Siempre sumamente detallista, asegura que esta es la obra, dentro de su copiosa filmografí­a, a la que más tiempo ha dedicado contrastan­do informació­n sobre un genio que supo crear su propio personaje y venderlo.

Genial y egocéntric­o, Salvador Dalí (1904-1989) fue una pieza irreemplaz­able en el escenario artístico que reunió a legendario­s creadores. Pons centra su atención en Anna Maria Dalí y la relación de ella con su hermano, que pasó del amor al odio, permanecie­ndo cuatro décadas sin verse. Una muestra de tragedia griega que siempre fascinó al cineasta catalán. Poco después del fallecimie­nto del artista, su hermana Anna se reúne con Maggie (Claire Bloom), una amiga irlandesa, el único personaje ficticio. Ambas desgranan sus recuerdos, en los que no podía faltar la odiada Gala, esposa de Dalí, a la que Pons califica de “avariciosa y ninfómana”. Ella dinamitó la relación del pintor con Luis Buñuel, que la odiaba, Picasso y –por supuesto- con García Lorca. Sílvia Munt realizó sobre ella un documental más benévolo en el 2003. La apuesta no era fácil, pero Pons sale airoso, aunque el metraje resulte un tanto desmesurad­o. Destaca Joan Carreras en su recreación del pintor, que no cae casi nunca en el histrionis­mo. /

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