Lula se entrega a la policía para cumplir una condena de 12 años
El expresidente brasileño llama criminal al juez Moro y carga contra los medios
Tras pasar casi dos días atrincherado en el sindicato donde empezó su carrera política, el expresidente de Brasil se entregó ayer por la tarde (medianoche en España) a la policía, rodeado por los miles de seguidores que le han acompañado en esta resistencia a la orden de entregarse del juez Moro, y que hasta el último instante trataron de impedir que abandonara el edificio, bloqueando incluso el paso de los vehículos policiales.
Lula salió a pie del sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo y se dirigió a un vehículo de la Policía Federal que le esperaba en las inmediaciones, y que le trasladó a la sede de la Policía Federal de Sao Paulo, donde le esperaba un grupo de detractores que festejaba su encarcelamiento. Está previsto que hoy mismo un avión le traslade a Curitiba para ingresar en prisión.
Horas antes, Lula pronunció un encendido discurso ante miles de seguidores donde aclaró que acataría la orden de ingreso en la cárcel. “Voy a atender a la voluntad de ellos”, indicó el líder del Partido de los Trabajadores, refiriéndose al poder judicial y a los medios de comunicación. “Voy a atenderla porque quiero demostrarles lo que es responsabilidad y poder probar mi inocencia”, añadió desde un escenario montado frente al Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, a las afueras de Sao Paulo, muy cerca de su domicilio.
Lula habló durante una hora junto a su sucesora, Dilma Rousseff, y las principales figuras del partido, un día después de que venciera el plazo de 24 horas dado el jueves por el juez del caso Petrobras, Sérgio Moro, para entregarse en su juzgado de Curitiba, a unos 400 kilómetros de la capital paulista.
El exmandatario (2003-2010) acusó a Moro de mentir por haber dictado sentencia sin pruebas, y volvió a recordar que nunca ocupó, ni está escriturado a su nombre, el apartamento tríplex en la playa de Guarujá que el juez consideró probado que fue entregado a Lula como soborno por la constructora OAS a cambio de contratos con la petrolera estatal.
Poco antes, el Tribunal Supremo había rechazado otro habeas corpus para frenar su encarcelamiento. El máximo tribunal ya denegó el miércoles un primer habeas corpus, en un dividido fallo –seis jueces contra cinco–, eliminando la última traba para el ingreso en la cárcel al agotarse la segunda instancia. “No estoy por encima de la justicia; si no aceptase la justicia no habría
“Cuantos más días me dejen en prisión, más ‘lulas’ van a nacer y se darán cuenta de que el problema no es Lula”
creado un partido político, sino promovido una revolución”, dijo también Lula. “Creo en la justicia, pero en una justicia justa, con un proceso basado en pruebas concretas”, agregó.
Líder en todas las encuestas para las presidenciales de octubre, con el 37%, Lula durmió en el sindicato el jueves y el viernes, rodeado por miles de partidarios, por lo que la policía descartó su detención para evitar incidentes. De 72 años, el expresidente dijo ser un “ciudadano indignado” y cargó contra los prinmedios de comunicación –a los que citó, especialmente al grupo Globo–, alegando que ansían publicar su foto preso. “Cuantos más días me dejen en prisión, más lulas van a nacer en este país; se darán cuenta de que el problema de este país no es Lula”, manifestó. “No les sirve de nada impedirme caminar por este país porque habrá millones de lulas andando”, sostuvo.
El discurso estuvo jalonado de referencias a “los ricos”. que no le perdonan haber mejorado la vida de millones de pobres durante los gobiernos del PT (2003-2010). “Si es por ese crimen que me condenaron, les digo que voy a seguir siendo un criminal, porque vamos a hacer mucho más por este país”, afirmó Lula, atribuyendo su condena a la intención de evitar que regrese a la presidencia. No obstante, el exmandatario podría ser candidato aun estando en la cárcel.