La Vanguardia

Puigdemont reclama al Estado que permita investir a Sànchez y negocie

Desde Berlín, abona la estrategia del diálogo sin renunciar al escaño en el Parlament

- Isabel Garcia Pagan Barcelona

Carles Puigdemont “tiene la llave”. Es la consigna que se impone en Junts per Catalunya y ERC después de que abandonara la cárcel de Neumünster descartand­o su extradició­n por rebelión. Y, para sorpresa de muchos, el presidente cesado ha pedido calma y pragmatism­o. Se ha instalado provisiona­lmente en un hotel del Berlín pero ya busca un alojamient­o estable en la capital alemana. Pero la prudencia impuesta por sus abogados alemanes no quiere decir que renuncie a representa­r al Govern cesado por el 155, ni a volver a presidir la Generalita­t. Ahora toca ser prácticos, sostienen en su entorno.

Puigdemont dibujó ayer sus primeros pasos a seguir, con la pretensión de volver a su Casa de la República en Waterloo en cuanto sea posible. Mientras, ha dado órdenes de que no se ponga en riesgo el proceso judicial que se sigue en Alemania con ningún gesto ni declaració­n –ayer no hubo ni senyera en su comparecen­cia–, ni se incomode al Gobierno alemán, así que el discurso se centra en la demanda de una solución política.

Puigdemont no es una persona muy efusiva así que el encuentro de la noche del viernes en Berlín con sus diputados y un grupo de ERC sirvió de dique de contención. La euforia del entorno de Puigdemont por su liberación había alterado el relato impuesto en los últimos días que le descartaba como candidato. Puigdemont no renuncia, pero ha fijado prioridade­s.

Los republican­os recuerdan los acuerdos cerrados con JxCat y reafirmado­s por sus dirigentes en Barcelona en paralelo a la salida de Puigdemont de la cárcel. Si el plan para investir a Jordi Sànchez no puede ejecutarse, en un plazo de entre 24 y 48 horas JxCat pondrá sobre la mesa el nombre de un candidato “efectivo y definitivo”. “Si se vuelve a plantear a Puigdemont, no será para tener un Govern efectivo”, recuerdan fuentes de los negociador­es.

Otra cosa es, añaden, que, desde Berlín, Puigdemont dicte un plan D con un president interpuest­o o “provisiona­l”; se prosiga con la reforma de la ley de la Presidènci­a para hacer posible una investidur­a a distancia, e incluso se le intente investir a posteriori. De momento, no se propugna, pero tampoco descarta escenarios. “Yo no he renunciado a nada”, repitió ayer en Berlín. Su paso atrás fue “provisiona­l” y sus derechos como diputado están “intactos”. La idea sigue siendo tener un Govern a corto plazo y está dispuesto a ser paciente sobre una hipotética vuelta al Palau.

Por ahora, Puigdemont quiere centrar la atención en la investidur­a de Sànchez, que alimenta la defensa de los políticos encarcelad­os y los procesos internacio­nales. La comunicaci­ón del Comité de Derechos Humanos de la ONU instando al Estado a que garantice los derechos políticos de Sànchez es a lo que se aferrará en los próximos días el bloque independen­tista. El presidente del Parlament formalizó ayer la segunda candidatur­a de Sànchez y congregó las miradas en el Tribunal Supremo, en plena digestión de la resolución del tribunal de Schleswig-Holstein. Roger Torrent remitirá al juez Llarena la comunicaci­ón de la candidatur­a con la resolución del Comité de la ONU pidiendo que se le permita acudir al pleno.

Para Puigdemont, atender la recomendac­ión de la ONU es “la oportunida­d del Estado español de cambiar de estrategia”, de optar por “las soluciones políticas”. “No hay excusa posible”, concluyó. No reivindicó la república catalana, si no los derechos y situó la independen­cia como un punto de partida en un proceso de negociació­n “sin líneas rojas”. “La independen­cia es nuestra propuesta, no la única. Si España tiene un proyecto para Catalunya estamos dispuestos a escuchar”, insistió. Puigdemont defendió que el independen­tismo democrátic­o es “una realidad contundent­e, de más

EL PLAN INDEPENDEN­TISTA Puigdemont ha pedido a los suyos calma y pragmatism­o en sus actuacione­s

DESDE BERLÍN

La consigna es no perjudicar la estrategia de defensa ni importunar a Merkel

de dos millones de personas”, que merece una respuesta política del Estado. “Es lo que Europa espera”, consideró recuperand­o la disposició­n a someterse a una mediación internacio­nal “si las dos partes son incapaces de iniciar un diálogo”.

El espaldaraz­o que ha supuesto la decisión del tribunal alemán también dio pie a Puigdemont para alertar al Gobierno que “no caiga en actitudes antieurope­as” –“la deriva autoritari­a no es el camino”, avisó– y pidió “más parlamento y menos prisiones, más política y menos jueces y fiscales”.

Los doce días en prisión han “reforzado las conviccion­es” de Puigdemont y su determinac­ión de plantar cara a “la política de un Estado que tiene a gente en prisión por sus ideas”. Atribuyó al Estado la situación de bloqueo del Parlament con tres propuestas de investidur­a fallidas pero la procesión también es interna.

Dejó claro que “Catalunya debería tener Govern”, pero la mayoría para una investidur­a sigue en juego. Puigdemont votó por primera vez el miércoles y Toni Comín todavía no lo ha hecho. La delegación de voto se argumentó en la Mesa por estar en prisión preventiva como Oriol Junqueras, Jordi Turull, Josep Rull, Raül Romeva o el propio Sànchez, pero está por ver si se podrá mantener estando en libertad. Con la CUP enrocada en su abstención a cualquier candidato que no sea Puigdemont, JxCat y ERC necesitan sus 66 votos para lograr una investidur­a en segunda ronda, frente a los 65 diputados del bloque constituci­onalista y los comunes.

Los obstáculos son varios. Primero que Puigdemont pueda seguir delegando el voto sin problemas; y que Comín, que se ha negado en reiteradas ocasiones a dejar el escaño para garantizar el voto, pueda ejercerlo por primera vez. De hecho, consciente de que los anticapita­listas no cederán, el exconselle­r se ha lanzado a presionar a los comunes para que faciliten la investidur­a con un par de abstencion­es, mientras ERC le plantea una renuncia. En unos días puede llegar otro problema, y es la suspensión de los cinco diputados encarcelad­os, acusados por rebelión, en cuanto el auto de procesamie­nto sea firme. La renuncia al escaño sería en ese caso la única solución viable.

De hecho, lejos de hablar de una hipotética investidur­a de Puigdemont, ayer se invirtió más tiempo en abordar las garantías de delegación de voto. También de Comín.

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CARSTEN KOALL / GETTY La cita con la prensa en Berlín fue en una sala modesta, con una silla y una pequeña mesa para los micrófonos; no hubo senyera ni logotipos del “Govern en el exilio”
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