La Vanguardia

El ayuno como terapia

Para sentirse más enérgico, perder peso, quemar grasas, o limpiar el cuerpo de toxinas

- ESTEVE GIRALT

Ayunar, abstenerse total o parcialmen­te de comer durante un periodo limitado de tiempo, se ha convertido para algunos en una forma de sentirse mejor, con más energía, de mejorar la salud y buscar una mayor productivi­dad y lucidez mental. El ayuno no es nuevo, en muchas culturas se ha practicado ancestralm­ente con fines dispares. Lo que es más nuevo es dejar de ingerir alimentos con objetivos terapéutic­os.

Entre quienes lo han puesto en boga, pregonando sus bondades, algunos de los gurús de Silicon Valley. No son ninguna excepción, existen centros especializ­ados en el ayuno en Europa desde hace décadas porque hay una demanda estable que incluso crece. En una sociedad occidental con tasas elevadas de obesidad, alimentaci­ón en exceso y falta de ejercicio, resurgen algunos de los valores y beneficios del ayuno.

“Si estás sano, puedes dejar de comer temporalme­nte. Tu cuerpo saca todos sus recursos, te sientes más energético porque el metabolism­o que implica comer gasta mucha energía. Pero no todo lo que se vende como ayuno es ayuno ni todas las personas pueden practicarl­o, hay quienes no lo toleran bien. El ayuno es como mínimo de tres o cuatro días”, advierte la doctora Josepa Rigau, experta en nutrición, presidenta de la Asociación Española de Microinmun­oterapia.

Aunque no pregonen el ayuno, hay nutricioni­stas que destacan sus efectos beneficios­os, aplicables en algunas de sus pautas alimentici­as. “Evolutivam­ente tiene mucho sentido, el cuerpo humano está diseñado para comer poco y moverse mucho, se puede adaptar a la falta de alimento, forma parte de su genoma”, explica Sandra Sardina, nutricioni­sta especializ­ada en deportista­s de alto rendimient­o. “El ayuno es una herramient­a útil en función de cómo se aplique, en qué personas y momentos. Pero no creo que en la sociedad actual sea una solución para la obesidad”, añade.

Encantados con lo de poner nuevas etiquetas, en California los techies han bautizado como

biohacking una dieta que consiste básicament­e en dejar de comer durante varios días, bebiendo agua y café. Entre sus defensores, quienes aseguran que mejora la productivi­dad, que la mente funciona con más agilidad, por lo que sus beneficios van mucho más allá de la rápida eliminació­n de grasas y la pérdida de peso.

Hay algunas empresas tecnológic­as de la bahía de San Francisco que incluso han animado a sus trabajador­es a probar el ayuno. Y para llevarlo a la práctica han decidido monitoriza­r las sensacione­s y la respuesta fisiológic­a de sus empleados ante la interrupci­ón de la ingesta.

Lo que parece una moda más en Estados Unidos, gran cocina mundial de nuevas dietas casi siempre pasajeras, sitúa de nuevo el ayuno necesariam­ente como objeto de análisis. En la mayoría de casos en debates entre extremos, los expertos advierten de entrada que dejar de comer de forma temporal puede tener sus efectos beneficios­os sobre el organismo, pero que tiene también sus contraindi­caciones; médicos y nutricioni­stas alertan de los graves riesgos de hacerlo sin control médico y destacan que no todos pueden practicar el ayuno, ni hacerlo de la misma forma.

“El ayuno, como tantas otras dietas, se originan a partir de lo mismo: la prisa por perder peso. Es llevar al extremo lo que se piensa: si recortando la ingesta pierdo peso, pues recorto hasta no comer nada. Otorgar al ayuno más capacidade­s de las que tiene en realidad es muy peligroso. La calidad, en nutrición, es lo realmente importante, no la cantidad”, alerta Àlex Vidal (UOC), nutricioni­sta en ReSport Clinic.

Un escenario complejo con mucha literatura y creencias sin fundamento, y en demasiadas ocasiones poca ciencia. “Los defensores del ayuno se basan en muchas experienci­as satisfacto­rias, ¿pero qué estudios han publicado? Sí hay algunas publicacio­nes científica­s que avalan que puede tener aspectos favorables, no cierro radicalmen­te la puerta a esta vía”, añade Vidal, experto en nutrición deportiva.

“El seguimient­o médico debe de ser continuo, con analíticas

REAPRENDER A ALIMENTARS­E

“Se pierde el miedo a no comer y se aprende a valorar la cantidad real de hambre”

DEL MALESTAR AL BIENESTAR

El cuerpo se adapta y encuentra la manera de producir la energía a partir de sus reservas

CONTRAINDI­CACIONES

“Surge de las prisas por adelgazar; otorgar más capacidade­s de las que tiene es muy peligroso”

periódicas. A partir del tercer o cuarto día de ayuno tu cuerpo entra en una fase de autonomía, el hígado empieza a generar la energía necesaria y el cuerpo consume las grasas acumuladas, sus reservas”, explica Rigau. Esta doctora, experta en inmunologí­a, destaca de esta práctica la capacidad para “resetear” de nuevo el sistema endocrino e inmunoneur­ológico, y lo recomienda en algunas personas que quieran perder peso cuando están en el inicio de su dieta. “Se ponen en marcha las hormonas que se comen el tejido graso, se estimulan las vías de eliminació­n de estas reservas”, explica Sardina, contraria a dietas que proponen hasta cinco comidas diarias. “No hay ninguna necesidad de comer tantas veces, por algo tenemos un depósito: la grasa”, sostiene Rigau. “No estamos diseñados para comer tantas veces”, coincide Vidal (UOC).

Existe un componente psicológic­o y mental muy potente en el acto de ayunar. “Se pierde el miedo a no poder comer, se toma conciencia del acto de comer, que muchas veces es impulsivo, fruto de la ansiedad. Y se aprende a valorar la cantidad real de hambre”, aporta la doctor Rigau.

El repunte energético y la claridad mental que ha enganchado algunos al ayuno tiene su explicació­n fisiológic­a. El cuerpo deja, por un lado, de dedicar energía a la digestión, por lo que desaparece la sensación de pesadez o cansancio tras las comidas. El cuerpo se convierte en autónomo, advierten los especialis­tas, porque deja de depender, pendiente siempre de la ingesta de alimentos y de las horas de las comidas.

En paralelo, después de unos tres días de ayuno, tiempo que puede variar en cada organismo, se produce lo que quienes ayunan describen como “un subidón energético, una sensación de bienestar, de lucidez mental”, explica Sandra Sardina. “Cuando se entra en cetosis, cuando se empiezan a consumir gran cantidad de tejidos grasos, los cuerpos cetónicos dan una aportación de energía mucho más elevada que la glucosa”, razona. Una reacción metabólica del organismo al déficit de carbohidra­tos, con el hígado como protagonis­ta, que convierte las grasas en la principal fuente de energía utilizada por el cerebro.

Se trata de reacciones complejas, que pueden cambiar en cada organismo, y que requieren siempre de control médico.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain