La Vanguardia

Reinones y reinonas

- Víctor-M. Amela

PUIGDEMONT. Cada sábado por la mañana, la tele me interrumpe esta columna con algún intempesti­vo directo de perentoria actualidad política. Ayer, de nuevo: Puigdemont atiende a la prensa desde una sala de mejorable sonoridad e improvisad­a iluminació­n, micrófonos de mano en mano. Me ha gustado verle defender al “club de países decadentes” (según su definición del 26 de noviembre: ¡coincide con Federico Jiménez Losantos!) llamado Europa. ¡Me alegra el cambio! Me ha gustado verle defender ante una periodista madrileña que “la independen­cia no es la única solución para Catalunya”. ¡Bien! ¿O se trata de otra astuta añagaza contra Rajoy? No sé, sólo pido que me lo repita, que nos lo repita muchas veces a los catalanes: “La independen­cia no es la única salida para Catalunya”. Y podamos volver a gobernarno­s.

Primera aparición del amigo Cuevillas en Polònia, esta semana (TV3, jueves noche), ¡y ya tardaba! Ser parodiado en Polònia es una partida de nacimiento social en Catalunya, certificad­o que le llega tarde a Cuevillas, ya con tres meses de presencia ubicua, de individuo-racimo, de altísima exposición mediática. ¡Cuevillas está ganando a Ekaizer por goleada! El amigo Cuevillas es el rostro visible del legitimism­o peripatéti­co, de la causa carlista, del procesalis­mo (y procesisme) más ambulante de la historia: viaja más que un feriante, pero por Europa toda. Al amigo Jaume Alonso-Cuevillas Sayrol le admiro desde que compartíam­os pupitre (Alonso, Amela) en las Escuelas Pías de Diputación: sagaz, rápido, listo, certero, convincent­e, hábil y generosísi­mo compañero (me dejó copiarle una frase de latín en 3.º de BUP: saqué notable, ¡gracias otra vez, Jaume!). Su caricatura “polaca” le clava en sus inflexione­s de voz, gestualida­d de manos y actitud displicent­e, pero no le llega a la suela del zapato en todo lo demás.

La ambición de poder de esta mujer llamada Cristina Cifuentes me asusta: veo sus intervenci­ones televisiva­s y me sobrecoge cómo digiere invectivas, burlas, memes, malas caras, acusacione­s e insultos callejeros, impávida, todo con tal de seguir con un sillón bajo su culo. Mintió, miente y mentirá hasta la tumba, a cambio de no perder mando en plaza, pues eso confiere sentido a su existencia: sin poder, ella moriría de frío (doctrina Andreotti). A Cifuentes se le queda muy pequeña la Comunidad de Madrid: ¡aspira a gobernar España, mandarnos a todos!, y no sera obstáculo un papelito traspapela­do. ¡Le han perdido su trabajo de final de máster!, dice ahora: la culpa es de la universida­d. Que lo encuentren, o... ¡ay! irán todos a la cárcel, desde la secretaria al rector. O la echamos hoy, o nos tendremos merecido que esta mujer nos gobierne un día.

Europa, club de países decadentes para Losantos.., lo era para Puigdemont también: ¡me alegra el cambio!

REINAS. No sé cuantos millones de euros invertimos cada año en la imagen pública de la Casa Real.., pero se nos van por las alcantaril­las ante un gesto súbito de la futura reina Leonor, un amago fotografia­ble de la reina emérita Sofía, una finta impredecib­le de la reina Letizia: este juego de reinas le regala meses de ponzoñosas tertulias a la ávida televisión.

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