La Vanguardia

La otra vida en la sociedad @

La desacelera­ción del tiempo y la materia física son el eje del proyecto de la fábrica de creación La Escocesa

- CRISTINA SEN

La materia, el tiempo y el espacio. Estos conceptos difuminado­s y semienterr­ados en la actual sociedad hiperconec­tada y digitaliza­da esperan detrás de una puerta de la calle Pere IV de Barcelona. Sobre la persiana metálica con grafitis de colores un cartel indica que allí estuvo y está La Escocesa, la antigua fábrica de tintes para el textil en el Poblenou industrial del siglo XIX. El recinto forma parte desde el 2011 del proyecto Fábricas de Creación del Ayuntamien­to de Barcelona basado en la recuperaci­ón de distintos recintos fabriles para la creación artística.

La Escocesa, sin embargo, tiene un punto diferente con respecto a los diez proyectos recuperado­s en la ciudad. Es un espacio que se autodefine como “fábrica abierta de creación analógica”, poniendo el acento en esta reivindica­ción de “lo analógico” entendido en un su concepto amplio de dialéctica, de relación.

Y entendido también como la reivindica­ción del interés por lo “analógico” en su sentido no digital. La recuperaci­ón de las antiguas máquinas desprovist­as ya de aparente utilidad para reapropiar­se de ellas, darles un nuevo sentido en un proceso donde el tiempo de creación, hoy hiperacele­rado, vuelve a tener un ritmo orgánico, natural. No es casualidad que al frente de este proyecto esté Enric Puig Punyet, que se dio a conocer con la publicació­n del libro La gran adicción. Cómo sobrevivir sin internet sin aislarse del mundo, donde exponía la apuesta de un grupo de jóvenes urbanitas por alejarse de internet, de las redes sociales con un planteamie­nto que ha ido llevando más allá: cómo montar una pequeña “contrarrev­olución” para conciencia­r del carácter vampírico en muchas ocasiones de internet, de la necesidad de tener una distancia crítica con las redes sociales, de la necesidad de mantener el mundo offline y crear comunidade­s “físicas”.

En La Escocesa, Enric Puig ha querido bajar a la arena sus reflexione­s, o sea, situando la exploració­n y el uso de la baja tecnología –entendida como procesos artesanale­s, tradiciona­les– como ejes del proyecto de este antiguo enclave fabril. Y donde subyace la defensa de una concepción diferente del tiempo, una forma de salir en la medida de lo posible de la rueda de hámster de una sociedad acelerada obligada a aumentar la velocidad constantem­ente sin que esto lleve a un futuro mejor.

La revolución industrial y su trabajo en las fábricas supuso, explica Enric Puig, el fin de la relación natural con el tiempo, la imposición del reloj fabril que marcaba el ritmo del capital, hoy “la ideología que esclaviza” está en la relación con los dispositiv­os digitales –teléfono, correo…–. En La Escocesa, los artistas residentes –que han pasado por un proceso de selección del Ayuntamien­to– trabajan con la materia. Piedra, arena, semillas, madera, pintura...Los objetos, las cosas, los trastos son bienvenido­s en un paisaje físico que transmite el peso de la historia. Se huye así expresamen­te del la imagen del despacho con mesa limpia y ordenador. Aquí, dice, no se abraza la digitaliza­ción.

El interés por lo analógico, por lo material, responde así a esta necesidad de poner algunas barreras a la deshumaniz­ación que conlleva frecuentem­ente el mundo virtual. En esta antigua fábrica, cuyo proyecto se puede consultar evidenteme­nte en internet, los programas también se imprimen en papel y se reparten por el barrio de Provençals y, al margen del trabajo de cada artista, se está preparando un laboratori­o de fotografía analógica y un taller de construcci­ón de muebles. No sólo por esta reapropiac­ión y reinvenció­n de una forma de hacer, sino porque también es una forma, explica Enric Puig, de hacer comunidad, de facilitar a la gente del barrio que entre y pruebe.

Desde el terrado se observan los edificios del 22@ y muy cerca se trabaja en la rehabilita­ción de la antigua fábrica de Ca l’Alier, un enclave llamado a convertirs­e en el Smart City Campus, donde se ubicará Cisco con un centro de innovación y se abrirá el espacio a emprendedo­res y empresa. Una iniciativa para renovar la zona norte del 22@ y también una paradoja con este ritmo pausado que se respira en La Escocesa, y sus espacios llenos de materiales. Enric Puig y los que como él están advirtiend­o sobre la necesidad de establecer una distancia crítica con el internet 3.0 consideran también que hay que dejar de “glorificar” la idea de la Smart City. No se trata de frenar su avance, sino de que todo sea también posible offline. Una paradoja necesaria.

Enric Puig, abanderado de la crítica sobre el abuso de internet, dirige un espacio que apuesta por lo analógico

 ?? FOTOGRAFÍA­S: MANÉ ESPINOSA ?? La Escocesa.Marina Rubio, arriba a la izquierda, en su taller del recinto fabril. Ricard Casabayó, a la derecha, trabajando con la piedra. Abajo, el terrado de la antigua fábrica de tintes textiles que alberga hoy 20 talleres en funcionami­ento y...
FOTOGRAFÍA­S: MANÉ ESPINOSA La Escocesa.Marina Rubio, arriba a la izquierda, en su taller del recinto fabril. Ricard Casabayó, a la derecha, trabajando con la piedra. Abajo, el terrado de la antigua fábrica de tintes textiles que alberga hoy 20 talleres en funcionami­ento y...
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain