Señor pasillo, descanse en paz
El Barça volvió a ganar y huele a campeón. No hay manera de que pierda. Las rotaciones funcionaron y Messi hizo tres goles andando, uno de los súper poderes que le hacen único.
Se acercan pues los azulgrana al alirón. También lo hacían supuestamente al pasillo del Real Madrid. Va a ser que no.
Zidane, se supone que autorizado por sus futbolistas y por la presidencia que todo lo controla, eliminó ayer esa posibilidad. La decisión que se sepa no tiene precedentes y es una lástima que así sea porque supone la victoria de la mala educación, entendida esta como la comprensión del fútbol desde la radicalidad.
No se trata de hacerse el finolis, ni de rechazar el partidismo en el fútbol porque eso equivaldría a negar su esencia, pero sí cabe lamentar que los profesionales, sin duda contaminados por los debates mediáticos más infantilizados, se dejen llevar por la corriente más negativa, ruidosa y menos inteligente.
No era en realidad una cuestión de hacer o no el pasillo, un gesto nacido de la deportividad pero pervertido en los últimos tiempos por las ganas de humillar al rival, sino de defender con argumentos su realización o la opción de renunciar a él. Zidane podría haber dicho que el pasillo perdió hace tiempo su sentido, manchado por la estupidez del “y tú más”, pero prefirió dar la razón al sector de los irracionales y los forofos, alegando como coartada que el Barça no hizo el pasillo al Madrid cuando volvía de ganar el Mundial de Clubs, algo que tampoco hicieron el Granada o el Sevilla en la temporada anterior. Más que nada porque la tradición no era esa.
Zidane podría haberse acordado de Rijkaard, uno de los entrenadores más corteses de la profesión (de ahí quizás su lamentable olvido) cuando en el 2008 ordenó a sus jugadores el pasillo en el Bernabeu. “El pasillo duele pero el Madrid se lo merece”, dijo el holandés. O quizás podía haber perdido Zidane cinco segundos en la siguiente reflexión: “¿Merecen dos señores como Valverde e Iniesta, entrenador y capitán del FC Barcelona respectivamente, una mejor explicación? Prefirió dar un penúltimo cabezazo al fair play, ya moribundo, como en su día hizo contra Materazzi.