“Tengas arbitrajes y los ganes”
JULI DE MIQUEL, PRESIDENTE DEL TRIBUNAL ARBITRAL DE BARCELONA
Dice el refranero aquello de “tengas pleitos y los ganes” para advertir –a todo el que quiera escucharlo– que los juicios son normalmente un mal negocio, acaben como acaben. La sabiduría popular sostiene que siempre es mejor un acuerdo que pleitear. Pero, cuando no es posible pactar, aún existe una alternativa intermedia: el arbitraje. Juli de Miquel, veterano abogado mercantilista curtido en mil batallas judiciales, acaba de ser nombrado presidente del Tribunal Arbitral de Barcelona, creado en 1989, al poco de aprobarse la ley que los regulaba.
¿Qué lleva a un abogado que este verano cumplirá 77 años y que tomó la toga en el ya lejano 1965 a meterse en un nuevo berenjenal? Nada especial, asegura De Miquel: “Llego a este puesto con enorme ilusión porque estoy en un momento de la vida en el que puedo hacerlo y creo sinceramente que puede ser útil potenciar a Barcelona como una plaza de primera categoría en el mundo del arbitraje. Si no fuera así, no lo haría”.
Más allá de los grandes casos relacionados con las constructoras y otros asuntos relacionados con el derecho público internacional –como los bonos soberanos o los grandes consorcios–, los procedimientos de arbitraje son residuales en el día a día de las empresas. De Miquel admite que el número de asuntos que se dirimen en el Tribunal Arbitral de Barcelona es muy inferior al 1% de los que podrían ser. Las causas de este fracaso colectivo del arbitraje son diversas.
De Miquel, en un arranque de sinceridad que le honra, admite que quizás la más decisiva es “que los abogados no creen, en general, en el arbitraje porque el hecho de no poder reclamar contra los laudos [que son inapelables] les provoca temor ante el posible desamparo de una derrota”. Está claro que un proceso largo, con recursos y más recursos, permite segundas y terceras oportunidades de ganar. Y también de facturar, posiblemente.
La nueva junta del Tribunal Arbitral de Barcelona pretende darle un vuelco a la situación y elevar de forma considerable los apenas 80 asuntos que acoge cada año. Para ello, De Miquel y su equipo harán pedagogía entre sus colegas para insistir en las bondades del arbitraje. En especial, tres: sencillez, coste y confidencialidad. “Los procedimientos arbitrales suelen estar muy pautados y en un año están resueltos”, explica el también socio fundador del despacho Euroforo Arasa &
De Miquel.
El segundo de los factores –el coste– es el más discutido, ya que los arbitrajes tienen fama de ser muy caros al tener que pagar al abogado propio y al árbitro. “No es verdad. Está demostrado que, de media, los arbitrajes son más económicos que los procedimientos judiciales tradicionales”, añade De Miquel. Por último, donde sí hay unanimidad es que la confidencialidad
Fundado en 1989 Resuelve entre 70 y 80 procedimientos al año El derecho bancario el societario y de construcción son los más habituales El tribunal tiene en la actualidad 225 árbitros inscritos
constituye el gran valor añadido del arbitraje. “El compromiso en este sentido es sagrado y esto lo valoran muchísimo las empresas, sobre todo fuera; aquí, no tanto, aunque esto es lo que vamos a cambiar entre todos”, concluye. A diferencia de las sentencias judiciales, los laudos permanecen ocultos al mundo a no ser que los divulguen las partes.
Para De Miquel, el primer abogado en lograr una condena en España de responsabilidad civil del Estado en un caso de terrorismo –el atentado del Hipercor de Barcelona–, la del arbitraje no es una causa perdida. En absoluto. Desde las aulas de Derecho en Esade, la Asociación Española Contra el Cáncer o el Círculo Ecuestre, entre otras ocupaciones al margen de su trabajo cotidiano, siempre ha peleado por trascender su profesión y aportar lo mejor de sí mismo para involucrarse en la sociedad. Ahora, el reto es hacer del arbitraje una alternativa muy normal de resolver los conflictos.
Los arbitrajes duran de media un año, no son caros y aseguran la confidencialidad, dice este abogado