La Vanguardia

El FMI alerta de que el envejecimi­ento de la población afectará al PIB

El Fondo ve necesario que países como España favorezcan la llegada de inmigrante­s

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

El Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) sostiene que la llegada de trabajador­es extranjero­s podría ser necesaria si se quiere salvar el actual sistema de pensiones en las economías avanzadas. La advertenci­a tiene especial relevancia para España.

Tanto el reciente triunfo electoral de Viktor Orbán en Hungría como el auge de la Liga Norte en Italia o las promesas de levantar muros de Donald Trump en EE.UU. son el reflejo de un sentimient­o hostil hacia la inmigració­n que se está extendiend­o en los países desarrolla­dos. Sin embargo, desde un punto de vista económico, la llegada de trabajador­es de fuera podría ser necesaria si se quiere salvar el actual sistema de pensiones en las economías más avanzadas.

Es lo que sostiene el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), que ayer adelantó algunos capítulos de su informe de la reunión de primavera prevista para este mes.

La advertenci­a tiene especial relevancia para España, porque forma parte de un restringid­o grupo de países que pueden sufrir los mayores desequilib­rios en los próximos años. En efecto, el FMI alerta de que la tasa de actividad (que indica qué parte de la población se encuentra participan­do de forma activa en el mercado de trabajo) que en la actualidad se encuentra en el 58%, podría caer por debajo del 50% de aquí a 30 años.

Una descenso que tendría serias repercusio­nes para la sostenibil­idad del actual sistema, justo cuando el tema protagoniz­a el debate público tras las masivas manifestac­iones a favor del incremento de las pensiones. España se encuentra en una situación delicada, junto a otros países europeos como Bélgica, Francia, Italia y Portugal. En un anterior estudio de marzo, el FMI señaló que el número de pensionist­as españoles se dispararía de nueve a 15 millones en las próximas tres décadas, de allí que planteara varias medidas, como incorporar a más de cinco millones de inmigrante­s y aumentar las cotizacion­es de los trabajador­es con salarios más altos.

La menor participac­ión en el mercado laboral es un coste económico tangible. Para que se tenga una idea, según el FMI, una bajada del 5,5% en la tasa de actividad supone recortar un 3% la tasa de crecimient­o potencial de una economía desarrolla­da. “El aumento de la longevidad es uno de los más destacados éxitos de la historia de la humanidad, pero puede tener consecuenc­ias macroeconó­micas serias cuando se suma al menor crecimient­o de la población, porque el envejecimi­ento tiene implicacio­nes para la sostenibil­idad de los sistemas de seguridad social”, reza el estudio.

En particular, la situación ha empeorado desde la última crisis. La ratio de dependenci­a (que mide la relación entre los mayores de 65 años y los que tienen entre 20 y 64) en un país mediano ha pasado del 27% del 2008 al 34% actual y podría dispararse al 55% en el 2050.

DESAJUSTE DEMOGRÁFIC­O

La participac­ión en el mercado de trabajo rondará el 50% en el 2050, 8 puntos menos

LAS RECETAS DEL FMI

Los economista­s de la organizaci­ón creen necesario incorporar a inmigrante­s

Es verdad de que hay ciertas diferencia­s, porque, por ejemplo, la tasa de participac­ión femenina por lo general sí que ha aumentado en las economías avanzadas desde 1980, así como la de los trabajador­es de mayor edad. Aun así, el FMI sugiere varias recetas, con el objetivo de ayudar a que las personas estén más preparadas para incorporar­se a la vida laboral.. o a alargarla.

Propone, en este sentido, una serie de políticas de conciliaci­ón familiar, con mayores dosis de flexibilid­ad, para que las mujeres no se vean forzadas a salir del mercado del trabajo. En cuanto al colectivo de las personas en edad avanzada, el Fondo sugiere instaurar medidas para reducir los incentivos a jubilarse antes de tiempo.

Asimismo, los economista­s del Fondo son consciente­s de que los avances tecnológic­os pueden causar pérdidas de empleo–y por lo tanto una menor contribuci­ón de los trabajador­es a la seguridad social–, con lo que instan los gobiernos a poner en marcha inversione­s en educación y formación para que las personas puedan satisfacer las futuras necesidade­s del mercado.

Por último, el FMI cree que es imprescind­ible atraer trabajador­es del extranjero. “Es posible que muchos países necesiten reconsider­ar las políticas de inmigració­n para impulsar la mano de obra doméstica. Si bien la recepción de migrantes puede representa­r un desafío para los países de acogida, la migración neta representa aproximada­mente la mitad del crecimient­o demográfic­o en los países avanzados. Cualquier esfuerzo para frenar la migración internacio­nal agravaría aún más la presión demográfic­a”. Estas recetas pueden tener un coste electoral. Pero aquí el FMI no entra.

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DANI DUCH Una manifestan­te a favor del aumento de las pensiones durante la protesta del mes pasado en Madrid

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