Mensaje presidencial
El presidente francés dará dos entrevistas televisadas para retomar la iniciativa
Ante el clima de creciente agitación social que vive Francia, por la huelga ferroviaria y otros conflictos, Emmanuel Macron ha decidido romper su silencio y retomar la iniciativa.
Emmanuel Macron se dosifica mucho ante la prensa, pero sus silencios entrañan riesgos. Ante el clima de creciente agitación social que vive Francia, por la huelga ferroviaria y otros conflictos, el presidente ha decidido romper su silencio y retomar la iniciativa. Dos largas entrevistas televisadas –el jueves y el domingo–, con formatos muy controlados por el Elíseo, deben permitir al jefe de Estado explicar al país sus puntos de vista y si piensa corregir o no el curso de sus políticas.
A nivel visual, ayer volvió a ser una jornada difícil para el Gobierno francés. Las imágenes del día estuvieron dominadas por los enfrentamientos entre la Gendarmería y quienes ocupan ilegalmente los terrenos destinados al cancelado proyecto de aeropuerto de Notre-Dame-des-Landes, al norte de Nantes. No fueron escenas de un país tranquilo. Hubo cargas de los agentes, barricadas en llamas y lanzamiento de gases lacrimógenos. Los gendarmes, con sus cascos y escudos, se movían entre prados y bosques, como en una lucha antiguerrilla.
El desalojo de las 1.650 hectáreas de la llamada ZAD –siglas en francés de Zona de Ordenación Diferida que ha sido rebautizada en este caso como “zona a defender”–, una especie de territorio autogestionado, casi al margen de la ley, se demoró casi tres meses. Finalmente la autoridad del Estado había de imponerse. Han sido enviados 2.500 gendarmes para efectuar la operación, que puede prolongarse varios días. Ayer demolieron seis estructuras de los ocupantes ilegales y hubo una decena de detenciones y un herido.
La batalla sobre el frustrado aeropuerto dura ya medio siglo. El objetivo inicial era descongestionar los aeropuertos de París y mejorar la comunicación del este de Francia, sobre todo del País del Loira y Bretaña. Pero pronto surgió la protesta, muy virulenta, de los agricultores y ganaderos locales. Luego pesó también el costo del proyecto. Influyeron las crisis del petróleo de los años 70 y la ampliación de las líneas de tren de alta velocidad (TGV).
La polémica sobre Notre-Damedes-Landes se prolongó año tras año, gobierno tras gobierno. En el 2009 se consolidó la ZAD. Entre los activistas se infiltraron militantes de extrema izquierda dispuestos a la violencia. El Gobierno intentó varias veces evacuar la zona, sin éxito.
El presidente François Hollande decidió convocar un referéndum local, en el 2016. Ganaron los partidarios de construir el aeropuerto, con el 55% de votos. Pese a todo, el conflicto continuó. Macron, tras llegar al Elíseo, ordenó un informe, que fue desfavorable al proyecto. Finalmente el Gobierno, en enero, decidió abandonarlo. El presidente, que en campaña electoral se había manifestado a favor, fue acusado de renunciar a su programa.
Este desenlace, no obstante, no terminó con el problema. Los ocu- pantes de la ZAD, pese a su triunfo, no estaban dispuestos a poner fin a su ocupación y a demoler sus cabañas. Reclamaron derechos adquiridos y exigieron que el territorio se use para un proyecto de agricultura ecológica alternativa.
La situación en Notre-Damedes-Landes es vistosa desde el punto de vista mediático pero menos relevante que la huelga de la empresa de ferrocarriles, SNCF. Este paro afecta a todo el país y está haciendo la vida difícil a muchos ciudadanos.
El ministro para la Transición Ecológica, Nicolas Hulot, publicó un artículo en Le Journal du Dimanche en el que defendió la reforma como instrumento indispensable para garantizar un futuro a la SNCF, que acumula una deuda de 46.000 millones de euros. “El tren es ecológico –afirmó Hulot–. Es una de los pilares de la movilidad del siglo XXI. Amo el tren y por eso hay que reformar la SNCF”.
El conflicto de los ferroviarios, de los cheminots, puede marcar un antes y un después de la presidencia de Macron. Esta huelga, que ha costado ya a la empresa 100 millones de euros, es vista como un símbolo del pulso por transformar el sector público y acabar con actitudes paternalistas del Estado que, según Macron,
El desalojo violento de la zona que debía albergar un aeropuerto moviliza a 2.500 gendarmes
son insostenibles. También la contestación estudiantil y la de los pensionistas inquietan al Ejecutivo. Macron deberá pronunciarse sobre otros asuntos candentes, como la reforma institucional y de las pensiones, y la amenaza yihadista.
El presidente, que pronto celebrará su primer aniversario en el Elíseo, ha optado por ser entrevistado, el jueves, a la 1 del mediodía, en la cadena TF1, por el incombustible Jean-Pierre Pernaut. El programa se emitirá desde una escuela en la Normandía rural. Macron quiere romper su imagen de presidente tecnócrata y demasiado urbanita. El domingo por la noche se someterá a preguntas de dos periodistas, de la cadena BFMTV y de la web de denuncia Mediapart. El presidente es consciente de que debe explicarse bien porque se juega mucho.