El FBI registra por sorpresa el despacho del abogado de Trump
El clásico postulado de los sabuesos: sigue al dinero.
El FBI realizó ayer una entrada y registro en el despacho y la residencia de Michael Cohen, abogado particular del presidente Donald Trump. Los agentes se incautaron de material y documentos relacionados con diversos asuntos, en especial los vinculados al pago de 130.000 dólares que el letrado realizó a la actriz porno Stormy Daniels en vísperas de las elecciones del 2016. Ella asegura haber mantenido relaciones sexuales con el actual presidente de Estados Unidos en el 2006.
Esta noticia, difundida en primer lugar por The New York Times, provocó un sobresalto en los medios de comunicación. Al presidente Trump le salió la furia al saberla. Cargó contra el FBI y arremetió contra su fiscal general, Jeff Sessions, por recusarse en el Rusiagate. “Es una situación desgraciada y un nuevo nivel de injusticia”, dijo sobre el registro a Cohen. “He tenido esta caza de brujas doce meses y continúa, y no hay colusión. Es un verdadero ataque a nuestro país”, añadió.
Fiscales federales del tribunal neoyorquino de Manhattan consiguieron la orden judicial después de recibir información procedente del fiscal especial Robert Mueller, que dirige las pesquisas por la interferencia rusa en aquellas elecciones y la posible confabulación entre el Kremlin y la campaña de Trump.
Dentro de todas las especulaciones, el registro del despacho del jurista no parecía estar directamente relacionado con el asunto que lleva Mueller. Siempre según el Times,se trataría de material descubierto por él y que lo habría pasado a los acusadores públicos de la Gran Manzana.
Uno de los aspectos que más llamaron la atención es que se optara por una entrada y registro, que supone un movimiento atrevido del FBI, en lugar de una citación del juez, algo más calmado. Los expertos recalcaron dos aspectos a la hora de elegir esta vía: el factor sorpresa y la capacidad de dar con todos los documentos.
Stephen Ryan, abogado de Cohen, consideró que esta táctica era “completamente inapropiada e innecesaria”, y explicó que miembros de la fiscalía del distrito sur de Nueva York ejecutaron una serie de órdenes de registro y se hicieron con “comunicaciones privilegiadas entre mi cliente, Michael Cohen, y sus clientes”. Ryan también reiteró que Cohen “ha cooperado en todo momento con todas las entidades del gobierno, incluidos miles de documentos sin la consideración de privilegiados que se entregaron en el Congreso y en su declaración bajo juramento”. Cohen es uno de los que deberían declarar ante Mueller –si no lo ha hecho ya– y de ahí podría proceder esta parte del asunto. El letrado particular de Trump no tuvo un papel central en la campaña electoral, aunque sí en algunos aspectos que el fiscal especial indaga como posible interferencia.
Cohen es el reparador de los entuertos de Trump. Hace unas semanas reconoció que pagó 130.000 dólares a Stephanie Clifford, nombre civil de Stormy Daniels, para que no hablara del supuesto idilio con el actual presidente.
Algunos dedujeron que esta derivada del caso puede deberse a una investigación de financiación de campaña, aunque no se descarta que se trate de algo más grave, como fraude o blanqueo.
Desde que empezó el escándalo Daniels, Trump mantuvo el silencio hasta la pasada semana, cuando negó saber nada del pago realizado por Cohen.
El presidente, furioso, habla de “caza de brujas” y replica: “Es un verdadero ataque a nuestro país”