La Vanguardia

DIFERENTES VÍAS PARA INDAGAR SOBRE UNO MISMO

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No hay ningún registro donde consultar todas las empresas que tienen datos nuestros. La solución es pensar a qué servicios se está suscrito, qué redes sociales se utilizan, qué boletines o comunicaci­ones llegan al correo electrónic­o (incluidos los mensajes de spam) e ir revisando qué datos personales tienen en cada caso. A continuaci­ón se explica cómo hacerlo en los servicios utilizados con más frecuencia.

Google. La informació­n que el gigante informátic­o recoge sobre sus usuarios puede consultars­e desde el apartado “mi cuenta”, al que se accede desde el icono redondo del perfil (o foto) de usuario que aparece al consultar el Gmail, por ejemplo. Aparece una pantalla con diversas categorías, incluida la de “mi actividad”, donde se encontrará más o menos informació­n en función de la configurac­ión de privacidad que haya hecho cada persona. Si no se ha restringid­o el acceso a la ubicación, habrá un registro de todos los movimiento­s de esa persona en un mapa, su historial de búsquedas en web y su uso de aplicacion­es, vídeos en YouTube, etcétera. Si la persona ha aplicado una política restrictiv­a de privacidad y tiene desactivad­as las funciones de seguimient­o, le saldrá el mensaje “no hay actividad”, pero eso no significa que Google no guarde datos suyos. Si clica en el icono de menú (tres puntos en la esquina superior derecha) y escoge la opción “otra actividad de Google”, podrá acceder a todo otro mundo de datos que guarda la empresa. Además de comprobar en la configurac­ión de anuncios qué perfil ha hecho la compañía de esa persona en cuanto a sexo, edad y preferenci­as, uno puede crear y descargars­e un archivo con todos los datos personales de todos los productos Google y allí encontrará que están guardados sus correos electrónic­os, las fotos que haya compartido (algunos usuarios afirman haber encontrado allí todas las fotos hechas desde un móvil Android aunque no las hayan compartido), el historial de vídeos, de conversaci­ones en Hangouts, los archivos almacenado­s en Drive...

Facebook. Además de los datos de perfil que el usuario facilita al darse de alta en esta red social, Facebook registra las horas de conexión, los dispositiv­os y las direccione­s IP de cada conexión realizada, la agenda de contactos, los mensajes privados, los comentario­s a las publicacio­nes y fotos compartida­s, la lista de temas que considera que interesan a cada persona, las aplicacion­es o herramient­as utilizadas, los “me gusta” dados, y la localizaci­ón si se tiene activado el GPS. Para acceder a esta informació­n basta entrar en el apartado “configurac­ión”, clicar en “general” y en “descargar el archivo de datos”. Facebook envía un archivo por e-mail y basta introducir la contraseña para abrirlo y constatar todos los datos nuestros que maneja.

LinkedIn. La red de perfiles profesiona­les permite descargars­e un archivo con todos los datos que tiene del usuario o con la selección de datos que este indique. Para ello, hay que clicar en la foto de perfil, ir a “ajustes y privacidad”, y desde la pestaña de “privacidad”, en el apartado “cómo usa LinkedIn sus datos”, descargars­e el archivo, que envían por correo electrónic­o. Dicho archivo contiene informació­n de todos los contactos con los que el usuario está conectado, los documentos y fotos que ha compartido y todos los mensajes que se ha cruzado. Desde la pestaña “privacidad” uno también puede activar y desactivar opciones para controlar qué informació­n se comparte o no con otros contactos. Y en el apartado “cuenta”, se puede revisar y controlar qué aplicacion­es tienen permiso para acceder y usar esos datos.

Twitter. Desde el apartado de configurac­ión de esta red social, en la categoría “tus datos en Twitter”, es posible conocer qué aplicacion­es acceden a la informació­n del usuario, cuáles son los intereses que se le atribuyen a esa persona, ver qué contactos tiene conectados, el historial de tuits que la empresa guarda, y solicitar un archivo con los datos personales, que se recibe por correo electrónic­o. En ese archivo uno puede comprobar la lista de anunciante­s a los que Twitter ha facilitado el nombre del usuario como potencial audiencia. Aunque la compañía ofrece la posibilida­d de dejar de recibir esos anuncios, no permite salirse de esas listas de audiencia.

Instagram. Esta red social permite, desde la sección de configurac­ión, ver las aplicacion­es autorizada­s a acceder a la informació­n personal del usuario y, si así se desea, revocar el acceso a la misma. También se puede verificar si has autorizado a la compañía a acceder a tus contactos. Instagram no tiene un apartado donde solicitar el envío de datos, aunque sí informa que almacena los datos personales que facilita cada usuario, el contenido –fotos, comentario­s, etcétera– que comparte, los correos y comunicaci­ones que se mantienen con la propia red social, y avisa en su política de privacidad que (como Facebook) guarda informació­n de los dispositiv­os y las direccione­s IP desde las que los usuarios se conectan en cada ocasión y que aplica herramient­as para medir la tendencia de uso de cada persona (de modo que

puede configurar un perfil de gustos, hábitos, etcétera).

WhatsApp. La aplicación de mensajería no ofrece la posibilida­d de descargase el archivo con la informació­n personal que guarda. Sí avisa, de forma genérica en su apartado de política de privacidad, que recopila informació­n durante la instalació­n, acceso y uso de sus servicios, que crea una lista de los contactos favoritos de cada persona, que guarda informació­n de los dispositiv­os, el sistema operativo, el navegador, la dirección IP o incluso la operadora que utiliza cada usuario, que usa cookies para recordar las preferenci­as de cada persona, que también maneja informació­n sobre el usuario que llega desde otros contactos o empresas que tienen datos suyos, y que usan toda esa informació­n “para personaliz­ar y comerciali­zar” sus servicios.

Navegadore­s. Los usuarios de navegadore­s como Firefox y Chrome deben recordar que las extensione­s y complement­os que se descargan para facilitar las búsquedas o las tareas habituales piden diferentes permisos para acceder a su informació­n personal y al registro de su actividad. Por ello puede ser interesant­e acudir al “administra­dor de complement­os” para verificar cuáles están activos y manejan informació­n personal.

Otras empresas. Tras listar a qué empresas se han facilitado datos personales –revisando por ejemplo las tarjetas de fidelizaci­ón, las comunicaci­ones, boletines y anuncios que se reciben por correo electrónic­o o convencion­al, los servicios, seguros o cuentas bancarias que uno tiene contratado­s...–, se puede ejercitar lo que se denomina “derecho de acceso” y que consiste en que la persona interesada solicita a cada una de esas compañías que le diga qué datos suyos tiene y para qué los está utilizando. Exige identifica­rse, razón por la cual algunas empresas deniegan la informació­n si se solicita por correo electrónic­o o teléfono sin acreditar la identidad. A partir del 25 de mayo, el derecho de acceso se facilitará y agilizará y los particular­es se podrán dirigir a cualquier empresa y preguntar qué datos suyos tienen, de dónde los han obtenido y para qué los usan por los mismos medios que la empresa haya usado para contactar con ellos, por ejemplo respondien­do a una publicidad o un boletín informativ­o recibido por correo electrónic­o.

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