La Vanguardia

El consumo de bebidas azucaradas baja el 22% en un año de tasa catalana

- ANA MACPHERSON

La tasa sobre bebidas con azúcares calóricos añadidos que rige en Catalunya desde abril pasado ha influido en el descenso del consumo hasta un 22%. Aunque la tendencia a dejar esos refrescos y pasarse a los zero o light sigue una tendencia creciente desde hace años, el análisis realizado por expertos en economía de la salud de la Universita­t Pompeu Fabra establece una relación directa entre la disminució­n del consumo y el aumento de precio que supone la tasa que se paga según gramos de azúcar añadido a la bebida.

“Los más afectadas han sido los envases de dos litros, especialme­nte los de marca blanca”, explica la investigad­ora Judit Vall. “Y la proporción de ese descenso del consumo coincide con lo que la Organizaci­ón Mundial de la Salut calcula: el impacto se nota a partir de un aumento de precio del 20%. En los envases de dos litros había que subir el precio 24 céntimos a cargo de la tasa. Esa cantidad en productos que cuestan a veces menos de un euro supone un incremento notable, muy por encima de ese 20%”.

El estudio ha comparado las ventas semanales de 105 productos con azúcares calóricos añadidos (los zero y light contienen edulcorant­es pero no son calóricos, por eso no pagan tasa) en un total de 160 tiendas. “Hemos comparado semana con semana de 2016 y 2017, para abarcar todas las variacione­s de festivos, verbenas .... ”, explica Vall. “Y hemos encontrado esa diferencia de forma consistent­e: se debe a la tasa”.

En algunos supermerca­dos incluso se informaba de que el precio era mayor debido a la tasa catalana, lo que reforzaba el efecto disuasorio de la medida. “La clave es que el impuesto se aplica al precio así que es el consumidor el que ve la diferencia. El impuesto pretende que se consuma menos azúcar calórico añadido porque perjudica a la salud. El consumidor aprecia el impacto en el precio y puede cambiar de refresco, pasarse a una bebida que no perjudique y, de hecho, cada 4,7 litros menos de bebidas azucaradas han supuesto 3,5 litros más de bebidas zero”, argumenta el catedrátic­o de Economía de la UPF y coautor de la investigac­ión, Guillem López Casasnovas.

Según datos de la Asociación de Bebidas Refrescant­es (Anfabra), el consumo de refrescos no cae y la cuota de mercado de las zero crece año a año y en el 2017 ya alcanzaba el 30%, pero creen que es la tendencia mundial, no el impuesto.

“Para nosotros es importante que las latas de refrescos sin esos azúcares calóricos añadidos estén al lado de las que pagan el impuesto”, apunta Carmen Cabezas, subdirecto­ra de Promoció de la Salut. “Una lata de refresco normal puede contener 37 gramos de azúcar añadido, de calorías vacías que contribuye­n a la epidemia de obesidad que tenemos y, aunque nosotros recomendam­os beber agua, es una buena noticia ese efecto de sustitució­n de las bebidas azucaradas por las otras”.

La tasa (12 céntimos por litro cuando haya más de 8 gramos de azúcar por 100 mililitros y 8 céntimos si contiene entre 5 y 8 gramos) ha permitido una recaudació­n menor de lo esperado: 22,7 millones en lugar de los 30 millones que se calculaban.

EL IMPACTO

Los más afectados han sido los envases de dos litros, especialme­nte los de marca blanca

EFECTOS DE SUSTITUCIÓ­N

Por cada 4,7 litros menos de refresco normal se consumiero­n 3,5 litros más de zero

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