La Vanguardia

Las afinidades electivas

- Josep Maria Ruiz Simon

Eduard, Charlotte y el Capitán mantienen una de aquellas conversaci­ones amables que se han vuelto habituales desde la llegada del militar al hogar del matrimonio formado por los dos primeros. Al Capitán le gusta leer libros de ciencia y acaban hablando de una teoría química: la de las afinidades electivas. El científico sueco Torbern Olof Bergman había desarrolla­do esta teoría en el tratado Disquisiti­o de attraction­ibus electivis (1775), donde ofrecía una tabla en que clasificab­a los elementos siguiendo el orden de estas afinidades, que tuvo una importante repercusió­n en la comunidad científica. El Capitán generaliza el fenómeno que esta teoría pretende explicar recurriend­o al lenguaje simbólico: “Imagínese una A que está íntimament­e ligada a una B, de la que parece que no se puede separar de ningún modo; piénsese también en una C que tiene esta misma relación con una D; ahora, ponga en contacto a las dos parejas: A se lanzarás obreDyCsob­reB, sin que sea posible decir quién ha abandonado antes a quién, ni quién ha sido el primero en unirse a otro”. Más adelante, cuando la joven Ottilie también va a vivir con Eduard y Charlotte, y Eduard se enamora de ella, se verifica la correspond­encia entre lo que sucede en los compuestos químicos y en los vínculos humanos. Esta podría ser la sinopsis de Las afinidades electivas (1809) de Goethe, una novela que segurament­e habría sido muy citada en Catalunya si los sondeos sobre las elecciones del 21-D no hubieran errado, los Comuns hubieran podido interpreta­r el papel de Ottilie y ERC hubiera establecid­o una nueva relación en sustitució­n de la anterior. Pero las analogías son débiles. Cuando de la misa se sabía la mitad, algún cronista habría podido decir, hablando del PDECat y ERC, lo que el jesuita Baumgartne­r escribió de Eduard y Charlotte: “Se querían, pero sin aquella pasión que, para las almas enfermizas y sensibles, constituye el único estímulo de la vida”. Pero el vínculo que unía Junts pel Sí siempre se pareció más al de quienes se han casado buscando sólo un divorcio provechoso. Y el hecho de que fueran ambos contrayent­es los que se guiaban por esta considerac­ión fue decisivo en el nudo y el desenlace de la historia de su gobierno.

Los dos elementos que componían Junts pel Sí y que, tras el 21-D, se habrían disociado al llegar un tercero no estaban en el mismo lugar de la tabla de Bergman que EduardyCha­rlot te. Y la disociació­n entre estas otras Ay B provocada por la llegada de una C también distinta se habría tenido que explicar por otras reacciones químicas. Pero ni estas divergenci­as respecto a los personajes de la novela ni el hecho de que la vieja tabla de Bergman sea ahora un artículo de anticuario van en detrimento del poder explicativ­o de las afinidades electivas en el ámbito de las relaciones políticas. Y lo que hoy se dirime en Catalunya es si se impone el componente reactivo que lleva a la ruptura entre AyBo si en estos elementos hay alguna propiedad que en el contexto actual pueda impulsarlo­s are hacer el matrimonio que se había formado buscando sólo el provecho del divorcio.

El vínculo de Junts pel Sí es el de quienes se casan buscando un divorcio provechoso

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