La Vanguardia

Con el fútbol en la cabeza

Criado en Sarajevo durante la guerra, el bosnio encontró su hábitat en el balón

- J.B. MARTÍNEZ

El bosnio Edin Dzeko parece ensimismad­o, abstraído, como si la cosa no fuera con él. Nadie diría que es balcánico porque su carácter no responde al patrón más histriónic­o y expresivo de la región. Le han llamado tronco, e incluso ciego, durante una mala racha sin ver portería. Y, sin embargo, si algo ha demostrado es que siempre termina sacando la cabeza y no sólo para rematar. A sus 32 años ha sido campeón en Alemania de forma sorprenden­te con el Wolfsburgo y también figuran dos Premier en su historial con el Manchester City. No está nada mal para un hombre que encontró en la pelota una salida para una infancia marcada por la guerra, que maduró entre miedos y destrucció­n en Sarajevo y que se ha convertido en un estudioso de este deporte. No es difícil verle repasando imágenes de partidos en los viajes del Roma, observando los movimiento­s de los defensas y por dónde hacerles daño. Siempre sintió esta pasión. Desde que comenzara como extremo en el Željeznica­r de su país.

Entonces ya idolatraba a Andrii Shevchenko, entre otras razones por la fenomenal actuación del ucraniano en un partido de Champions en el Camp Nou. Considerad­o demasiado lento para actuar en la banda, se fue reconvirti­endo a la posición de delantero centro y salió pronto de su país, camino al Teplice, que lo firmó por sólo 25.000 euros. Haría un buen negocio el conjunto checo, que lo traspasó al Wolfsburgo por cuatro millones. En Alemania hizo historia. Fue clave en el título de un equipo que le pasó la mano por la cara a los grandes. Era cuestión de tiempo que diera el salto y el City puso un cheque de 37 millones. Aunque, cosas de ricos, después fichó a Agüero, y Dzeko fue convirtién­dose en una alternativ­a más que en un titular. En el Etihad coincidió con David Silva, a quien considera un mago y el futbolista de más calidad con quien ha jugado.

Tras cinco temporadas y cansado de pelear por un sitio se mudó a Roma. Este es su tercer curso en el equipo italiano y aquí sí que es un indiscutib­le. Ganó en presencia aunque perdió en tranquilid­ad. “Es como en Bosnia. La gente no te critica, te insulta”, afirmó en una entrevista a Il Messaggero, sobre la presión romana.

La pasada campaña fue el capocannon­iere de la Serie A con 29 tantos. Y en esta suma 14 más 5 en la Champions. Es el artillero más regular del equipo y marcó el único gol de los transalpin­os en el Camp Nou. “Cometimos demasiados errores y ante un equipo como el Barcelona eso se paga”, señala Dzeko.

El bosnio ya no sólo vive del área. Con Eusebio di Francesco ha ampliado su radio de influencia y a pesar de sus 1,93 metros ha aprendido a manejarse también en tres cuartos de campo, protegiend­o balones, descargánd­olos ydistri bu yén do los .“Disfruto entrando en contacto con la pelota, asistiendo”, argumenta. Bien hará el Barça en atarlo corto.

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MAX ROSSI / REUTERS El gigante Edin Dzeko celebrando uno de sus goles

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