El tiempo entre rascacielos
María Dueñas presenta su nueva novela, ‘Las hijas del Capitán’, ambientada entre los inmigrantes españoles en la Nueva York de los años 30
Una familia de españoles emigrada al Nueva York de los años 30 protagoniza Las hijas del Capitán (Planeta), la nueva novela de María Dueñas (Puertollano, 1964), quien ayer realizó un recorrido con periodistas por los enclaves básicos del Manhattan español, en la Calle 14, Cherry Street y Brooklyn. La trama, protagonizada por tres hermanas que deben hacerse camino tras la muerte de su padre regentando el restaurante familiar, tiene todos los ingredientes para convertirse en otra novela de éxito de la autora de El tiempo entre costuras (2009).
La autora explica que su primera idea era “escribir sobre mujeres inmigrantes, tras haberme ocupado de un indiano” en La templanza (2015). Tras explorar diversos destinos, “me crucé con Nueva York y descubrí una presencia y un legado fascinante, poco tratado”. Los españoles “venían de zonas muy distintas: la cornisa cantábrica, andaluces, valencianos, catalanes... Muchos personajes del libro son reales, no sólo Xavier Cugat o Alfonso de Borbón, sino Carmen Barañano, la dueña de Casa Moneo, donde se compraban turrones o mazapanes, o Sendra, el propietario de La Valenciana, o Valentín Aguirre, el patriarca de los vascos”. Entre sus fuentes, el diario La Prensa –fundado por el cuñado de Juan Ramón Jiménez, José Camprubí– y entrevistas con descendientes.
Sobre las tres hermanas, dice que “Mona se acerca más a nuestro tiempo, es proactiva y lista”. De Luz, la menor, que quiere ser artista, opina que “es la más candorosa e ingenua, pero por otro lado la más amorosa”. Y la mayor, Victoria, “es aparentemente la menos echada hacia adelante, cuida a la madre, sale poco a la calle, pero luego tiene unas pasiones tumultuosas”.
Alfonso de Borbón –el tío del rey Juan Carlos– aparece viviendo en el hotel St Moritz, “muy limitado por su enfermedad, pero tratado como un artista de cine. Aunque la monarquía había sido depuesta, él renunció a sus derechos por amor. Fue víctima de su familia, la Historia y su propia fragilidad pero también tuvo entereza, trabajaba en un concesionario de coches... era campechano, como buen Borbón”.
Las relaciones de pareja de las tres hermanas son conflictivas, o bien no acaban de consumarse. “No quería escribir una novelita rosa –dice la autora–, con tres chicas con finales felices, que encuentran sus príncipes azules. Las hago que se crucen con todo tipo de personajes masculinos, algunos estupendos y otros tóxicos, algunos amigos y otros hostiles. Me interesan mucho los hombres como camaradas”.
Todo se desarrolla en un contexto violento, “en un mundo que era más agresivo, la gente se peleaba a puñetazos por la calle, posiblemente me haya quedado corta. Eran tiempos de mafia, pistolas en el cinto y trabajadores muriendo como chinches en accidentes laborales”. También aparece el mundo del espectáculo, las orquestas, y el cambio de los ritmos españoles a los latinos, “que hizo el catalán Xavier Cugat, detectó lo que quería la gente, le dio a una sociedad dinámica como la norteamericana una nueva música rápida, enérgica, fresca, reinventó la rumba cubana. Era un tipo inteligentísimo que se creó un personaje pintoresco y disparatado, con peluquín, caniche y novia jovencita, pero fue muy trabajador y visionario”.
La autora corta de cuajo finales felices con los que algún lector pudiera fantasear. “Sin misericordia, sí, así es la vida, a veces se cumplen los sueños pero lo normal es que no pase, que haya mil cosas que te lo entorpecen”.
Los diálogos abarcan muchos acentos y distinguen las capacidades léxicas de cada uno. “Soy lingüista, no soporto las novelas donde todos hablan igual, y no sabes si habla el narrador, el protagonista, un vivo o un muerto”.
El músico Xavier Cugat o el príncipe Alfonso de Borbón se cuelan en esta novela protagonizada por tres hermanas