El 36% de alumnos, en religión
En Catalunya puede parecer que ya nadie cree en Dios, pero un tercio de los alumnos se apuntan a religión. Unos 250.000 alumnos de educación obligatoria, de 3 a 16 años, cursan la asignatura de religión, el 36% de los alumnos de los centros públicos, concertados y privados de Catalunya.
Los datos los ofrece el Secretariado Interdiocesano de Enseñanza de la Religión en Catalunya (Sierc), que agrupa los diez obispados catalanes y preside el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol. Desde el viernes hasta el 24 de abril está abierta la preinscripción escolar para el próximo curso. En el formulario de preinscripción los padres tienen que hacer constar si quieren que sus hijos cursen la asignatura.
“Hay que desmontar prejuicios sobre la asignatura de religión católica”, explica el arzobispo. Y sobre todo recordar que es voluntaria pero que todos los centros educativos tienen la obligación de ofrecerla: “Es un derecho de los padres”. El director del Sierc, Pere Micaló, reconoce que en algunos centros públicos no se ofrece la asignatura. En algún caso es por un número reducido de alumnos o porque no disponen de profesor. En otros porque la dirección del centro no se implica a la hora de ofrecer la asignatura. También hay una ruptura generacional y “hoy muchos padres ya no hicieron religión y tenemos una generación para quien la asignatura es una perfecta desconocida”.
Uno de los principales prejuicios es que es una catequesis en horario escolar. Los responsables diocesanos remarcan que hace décadas que no es así. La asignatura evalúa conocimientos, no creencias. Se examina sobre lo que se ha aprendido del temario, no de la fe o de la práctica religiosa. En muchos casos es la única formación en cultura religiosa que tienen. Montserrat Claveras, profesora de religión en el instituto Montserrat de Barcelona, explica que cada vez es más frecuente que haya alumnos de otras confesiones, niños no bautizados o de familias no creyentes. Por eso, “la asignatura se adapta a los alumnos que tenemos”. El arzobispo Pujol insiste en “la dimensión cultural e histórica”. Pero también es una oferta integral de formación en un contexto en que la religión se ha convertido en una gran cuestión que afecta desde la vivencia personal hasta la geopolítica: “La persona no es libre y no puede decidir si no conoce”. Pujol lo resume explicando que “el peor enemigo de Dios es la ignorancia”.
Otro prejuicio es la idea que puede haber quedado del profesor de religión. Hoy los docentes tienen el mismo nivel de preparación que el resto de los profesores, maestros en primaria y licenciados en secundaria. Además han cursado estudios específicos de teología, antropología y didáctica que les habilitan para impartir la asignatura. La mayoría son laicos que tienen como dedicación profesional este trabajo.
El reto es que los padres y los alumnos escojan esta materia. La Conferencia Episcopal Española ha hecho la campaña “Me apunto a religión” dirigida a los adolescentes. Y los que tienen que hacer campaña son los profesores en el aula. Hacer una asignatura que resulte interesante para que los alumnos la escojan.
La clase de religión evalúa conocimientos, no creencias, y tiene una dimensión cultural e histórica