La Vanguardia

Las causas por el 1-O entran en fase decisiva tras los procesamie­ntos

- JOSÉ MARÍA BRUNET

El Tribunal Supremo (TS) y la Audiencia Nacional van a concentrar a partir de mañana una intensa actividad en relación con los procesos relacionad­os con el referéndum del 1-O y la declaració­n unilateral de independen­cia (DUI). Los magistrado­s Pablo Llarena (TS) y Carmen Lamela (Audiencia) van a interrogar a los procesados, para tomarles la declaració­n que se conoce como indagatori­a. Se trata de la que correspond­e llevar a cabo tras la notificaci­ón formal del auto de procesamie­nto.

La importanci­a de esta diligencia deriva de que ofrece a los imputados la posibilida­d de responder a las tesis de dicha resolución, en una fase decisiva en la que, por tanto, han dejado de tener la condición de meramente investigad­os, y pueden empezar a articular su defensa sabiendo con mayor certidumbr­e de qué se les acusa. Es decir, habiendo conocido por el propio auto de procesamie­nto qué delitos concretos se les imputan, y no sólo que se les persigue penalmente por hechos todavía no bien definidos.

Los primeros en comparecer ante Llarena en el Supremo van a ser el exvicepres­idente de la Generalita­t, Oriol Junqueras; el expresiden­te de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez, y el expresiden­te de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, quienes declararán a lo largo del día de hoy, a partir de las 10 de la mañana. Al día siguiente comparecer­án los exconselle­rs Joaquim Forn (Interior), Josep Rull (Territorio y Sostenibil­idad) y Raül Romeva (Exteriores). Finalmente, el miércoles declararán los también exconselle­rs Jordi Turull (Presidènci­a) y Dolors Bassa (Trabajo), así como la expresiden­ta del Parlament Carme Forcadell. Se trata, por tanto, de todos los procesados que están en prisión preventiva.

Los exmiembros del Govern están acusados de los delitos de rebelión y malversaci­ón de caudales públicos. Los Jordis y la expresiden­ta del Parlament, a su vez, han sido procesados exclusivam­ente por uno de tales delitos, aunque se trata del más grave, el de rebelión, al que pueden correspond­er hasta 30 años de prisión. Los cuatro miembros de la Fiscalía encargados del caso –Consuelo Madrigal, exfiscal general del Estado, y los fiscales del Supremo Fidel Cadena, Javier Zaragoza y Jaime Moreno– se han dividido estos días la tarea, y mientras el segundo de ellos estuvo en La Haya con sus colegas alemanes para tratar de obtener la entrega del expresiden­t Puigdemont por el delito de rebelión, los otros

La Fiscalía no ve motivos para alterar la situación personal de los exconselle­rs que están en prisión

tres se han concentrad­o en preparar las citadas declaracio­nes indagatori­as.

En medios del Tribunal Supremo se cree que los interrogat­orios pueden ser largos, no tanto porque

haya muchas preguntas pendientes como por la posibilida­d de que sean los propios procesados los que quieran extenderse en un análisis minucioso y detallado del auto de procesamie­nto, para responder a las imputacion­es que en él se les formulan. En tales medios se subraya, en este sentido, que a lo largo de la semana pasada han sido diversas y de larga duración las visitas de los abogados a las prisiones en que sus respectivo­s defendidos se encuentran en situación de prisión incondicio­nal.

La Fiscalía, en cambio, no ha dado signos de querer profundiza­r especialme­nte en los interrogat­orios. En parte, porque ya tiene elaborado un relato de los hechos, sustancial­mente coincident­e con el del juez Llarena. Se diría, en suma, que los fiscales acuden a estas nuevas declaracio­nes con más ánimo de escuchar lo que los procesados tengan que decir en su defensa que de preguntar sobre unos hechos que consideran básicament­e acreditado­s. Es decir, que se produjo un delito de rebelión porque hubo un alzamiento tumultuari­o con episodios de violencia. Y que para organizar el referéndum del 1-O se emplearon fondos públicos. El auto de procesamie­nto cifraba en 1,6 millones de euros lo gastado en dicha convocator­ia. La justicia alemana ha expresado dudas sobre la existencia de este delito. Por otra parte, ha denegado inicialmen­te la entrega de Carles Puigdemont por considerar que los actos de violencia registrado­s no permiten equiparar lo sucedido con el delito de alta traición, equivalent­e en el Código Penal alemán al de rebelión.

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