Regreso triunfal de Beyoncé en el festival de Coachella
Llevaba un año sin ofrecer un concierto y el sábado pasado Beyoncé arrasó de nuevo en su esperado retorno a los escenarios. El marco elegido fue el festival de Coachella, un certamen que además de ofrecer grandes actuaciones musicales también se ha convertido en una pasarela del street-style (la moda de calle) y que contó con la presencia de 100.000 espectadores que gozaron en directo de la energía de la cantante y de las sorpresas que les había preparado, entre ellas la reunión con sus hermanas Kelly Rowland y Michelle Williams, con las que formó el popular grupo Destiny’s Child.
En el desierto de California (el festival se celebra en Indio, una ciudad con poco más de 75.000 habitantes), la artista ofreció un espectáculo impresionante para ser su primer concierto desde el nacimiento de sus gemelos, en junio. Un concierto que en la que estuvieron muy presentes elementos como el feminismo, la sexualidad y la reivindicación afroamericana. “Gracias por dejarme ser la primera mujer negra en ser cabeza de cartel en Coachella”, afirmó la cantante en un momento de la actuación.
Durante dos horas, Beyoncé no escatimó esfuerzos, ofreciendo el cabello coreografiado como siempre, acompañado por un centenar de músicos y cantantes en el escenario. Su esposo, el magnate del rap Jay-Z, se unió a ella para interpretar Deja vu, mientras que su hermana Solange subió al escenario para marcarse un baile.
Pero la sorpresa más destacada, y esperada, del espectáculo fue la aparición de Kelly Rowland y Michelle Williams, con quienes durante la década de los npventa dominaron el R’n’B con el grupo Destiny’s Child. El trío, que se reunía por primera vez desde el espectáculo de Beyoncé en la Superbowl del 2013, interpretó tres canciones, incluida la ya clásica Say my name.
Concierto de sorpresas: cantó con Jay-Z, reunió de nuevo a Destiny Child y bailó con su hermana Solange